El Festival de la Guitarra de Córdoba reúne a todas las guitarras del mundo en el mes de julio. Es un festival realmente internacional, aunque por alguna desconocida razón no utiliza ese título, aunque tiene todos los méritos para hacerlo. La de 2019 es su edición número 39. Un festival que ya es un referente mundial.
En la noche del 6 de julio, en el marco excepcional del Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba, bajo dos arcos califales, tuvo lugar un concierto extraordinario en homenaje a Joaquín Rodrigo, precisamente en el día que se cumplían veinte años de su desaparición física. Un concierto por la Orquesta Sinfónica de Córdoba y dos guitarras solistas, la de Juan Manuel Cañizares y la de José María Gallardo del Rey, bajo la dirección de Carlos Domínguez – Nieto, titular de la orquesta cordobesa.
Una orquesta que cuenta con 46 profesores, en la que predominaron las cuerdas, estuvo a la altura de los dos solistas, uno flamenco y el otro clásico, ambos multipremiados y ambos reconocidos internacionalmente.
Para Juan Manuel Cañizares la fecha era un hito de su historia con el Concierto de Aranjuez, que comenzó hace treinta años, cuando él era un joven guitarrista de veintidós años que militaba en el equipo de Paco de Lucía junto a José María Bandera. Por primera vez, Paco había sido invitado como guitarra solista por la Orquesta de Cadaqués para el Concierto de Aranjuez y ahí Cañizares hizo sus primeras transcripciones del piano a la guitarra. En 2011 fue invitado como guitarra solista por Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín, para interpretar el Concierto de Aranjuez en el ‘Concierto de Europa’ en el Teatro Real de Madrid. Desde entonces no ha parado de interpretarle con gran número de orquestas. Y ahora, en la noche de este triste aniversario, vuelve a interpretar el Concierto de Aranjuez, quizá en el lugar más inspirador de Córdoba. Realmente la historia del Concierto de Aranjuez en la trayectoria de Cañizares, resume de algún modo su historia profesional, como intérprete, transcriptor y compositor.
Cañizares también interpretó su composición para orquesta y guitarra solista, Concierto Mediterráneo, dedicado a la memoria de Joaquín Rodrigo, que tuvo su estreno absoluto en el Auditori de Barcelona a finales de noviembre 2018, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Barcelona y que en este corto intervalo de tiempo ya ha hecho un buen recorrido por el mundo.
José María Gallardo del Rey es un guitarrista clásico y compositor de más de cien obras. Su reconocimiento es mundial. Se considera discípulo de Joaquín Rodrigo, al que mostró anoche su agradecimiento interpretando una brillantísima composición propia para orquesta y guitarra solista, Diamantes para Aranjuez. Dio las gracias al maestro, ‘por haberle abierto las puertas de los teatros del mundo”.
El concierto
El concierto dio comienzo con la obra de Cañizares Concierto Mediterráneo a la memoria de Joaquín Rodrigo, en tres movimientos: Allegro con spirito, Adagio y Finale allegro. Mención especial a su guitarra llamada por él mismo modelo Cañizares. Construida por primera vez para el ‘Concierto de Europa’ por su amigo el luthier Vicente Carrillo, consiste en estar adecuada tanto a los requerimientos de la guitarra flamenca como de la guitarra clásica. Desde entonces no usa otras. El sonido es realmente insuperable, así como su armonía, su potencia, su color. Estuvo magistral en los tres movimientos, como no podía ser de otra manera tratándose de una partitura escrita por él y para lucimiento de la guitarra solista. Pero anoche hubo también una buena dosis de emoción para añadir a su virtuosismo, es de creer que la fecha y el lugar tuvieron bastante que ver en ello.
El concierto siguió con la primera interpretación de José María Gallardo, Fantasía para un gentilhombre de Joaquín Rodrigo, dedicada a su maestro Andrés Segovia. Sus cuatro movimientos están inspirados en seis danzas cortas para guitarra solista de Gaspar Sanz, compositor del siglo XVII; los cuatro son bellísimos pero el tercero, Danza de las hachas es impactante. Aquí percibimos las diferencias entre guitarras maestras, flamenca y clásica, aunque el flamenco de Cañizares cómo él mismo define se torne ‘sinfónico’. Dos maestros, dos virtuosismos, dos estilos. Ambos emocionantes.
En tercer lugar sonó la brillante composición de Gallardo, Diamantes para Aranjuez, muy inspirada en el concierto al que rinde homenaje. Tres movimientos, pero el segundo Andante espressivo emociona por su hermosa composición y porque hace vibrar con sus acordes solistas, sin demérito del resto de la composición, tan compleja como bien conseguida. Y el disfrute total del estilo interpretativo de Gallardo, tan versátil, a veces desenfadado, que hizo disfrutar al director Dominguez – Nieto, que parecía bailar en momentos del cuarto movimiento.
La noche remataba con el que no podía faltar a esta cita, el Concierto de Aranjuez con Cañizares de solista por historia y méritos propios, brillante en sus solos, especialmente los del segundo movimiento, Adagio, el que más de medio mundo tararea de memoria, tan universal como pegadizo. Y el solo de Allegro Gentile, el último movimiento, con el que hizo vibrar hasta las últimas fibras sensibles, por lo menos las mías. Hermosa manera de transmitir esa clase de felicidad que solo depende de los propios sentimientos.
Volvieron. Para interpretar un dúo los dos guitarristas. Eran las 0.30 de la madrugada del domingo y nadie quería irse. Todo quedó grabado en la retina de muchos por mucho tiempo. Fue un concierto que entra en la categoría de lo que no se quiere olvidar.