La cantaora de Málaga Antonia Contreras, ganadora de la Lámpara Minera 2016, presentó la gala A la luz de tu cante dedicada a la Niña de la Puebla el lunes 6 de agosto de 2018 en el Festival del Cante de las Minas de la Unión.
Antonia tiene a sus espaldas una dilatada carrera que la ha llevado a escenarios internacionales. Podría decirse que ha sido una “acumuladora de premios” dondequiera que se ha presentado. Ha investigado hasta convertirse en una profunda conocedora de todos los aportes y resortes de lo jondo. Y posee una voz poderosa y rica en matices.
Este recuerdo lo dedica a una de las cantaoras que le sirvieron de referencia en su niñez, Dolores Jiménez Alcántara, la Niña de la Puebla por haber nacido en La Puebla de Cazalla (Sevilla) y que titula A la luz de tu cante porque la Niña no tenía luz en sus ojos. Un colirio mal preparado la dejó ciega a los tres días de nacer. Esto sucedía en 1908, en un pueblo del sur profundo. La música fue su luz, tuvo la suerte de contar con un padre artista, que la inició en una educación musical a los ocho años.
Antonia Contreras ha sabido captar muy bien el sentido de los cantes antiguos. Los ha hecho sonar al estilo de entonces, como cantaba la Niña de la Puebla. Y esto se ha notado a lo largo de su recital, mucho y bien. Ha creado una coreografía a base de fotos profesionales y de familia, con todo el sabor de los años jóvenes y no tan jóvenes de aquella cantaora, traída esta noche al presente con el toque mágico de Antonia a este escenario ya mítico.
Acompañada por uno de sus guitarristas habituales, Juan Ramón Caro, virtuoso tanto en lides de cante y toque, cómplice en diálogos llenos de jondura, como en conciertos de guitarra solista. La verdad fue un recital muy inspirador a pesar de la hora de comienzo, pasada la una de la madrugada del 7 de agosto. Estaba claro que el grado de implicación de ambos artistas era muy alto. Más avanzado el concierto se unió la guitarra de Andrés Cansinos y en cantes de ida y vuelta la bailaora Carmen Camacho.
Hubo gran profusión de cantes de ida y vuelta contemporáneos de la Niña de la Puebla.
Empezó por Milongas, puestas de moda allá por los años veinte del siglo pasado por Pepe Marchena y que sonaron muy al estilo de esos años. Cantó también por una seguiriya que derivó en liviana y serranas, posiblemente atribuibles a uno de los cantaores maestros en cantes de ida y vuelta por haber hecho la mili en Cuba, Sebastián Muñoz El Pena, nacido por los años ochenta del siglo XIX y fallecido en 1956.
Un solo de guitarra por soleá, de absoluto deleite para oídos entendidos o no, supo a poco. Pero ahí estaba de nuevo Antonia Contreras, ahora vestida de rosa para cantar las bellísimas y poquísimo oídas en los últimos años Sevillanas bíblicas, con letras nada menos que de Francisco Jiménez, padre de la Niña de la Puebla y a las que fue también muy aficionado el gran Paco Toronjo.
Cantiñas de Huelva, alegrias de Cádiz, (ambas puertos de idas y vueltas) colombianas,
Fandangos…
y ¡por fin! llega el tema que todos estábamos esperando, de culto para la Niña de la Puebla, los Campanilleros, que versionó varias veces a lo largo de su carrera, desde 1888 hasta los años treinta del XX, cuyas letras siguen vigentes hasta el día de hoy por la Navidad:
En los pueblos de mi Andalucía,/ los campanilleros por la madrugá,/ me despiertan con sus campanillas,/
y con las guitarras me hacen llorar,/ y empiezo a cantar,/
y al sentirme tós los pajarillos,/ cantan en las ramas y echan a volar…
Emocionantes en la voz y maneras sentidas de Antonia Contreras junto al toque melódico de la guitarra.
El concierto, ya cerca de las tres de la madrugada unionense, termina como empezó, por cante de ida y vuelta, ahora por Guajiras acompañadas al baile por Carmen Camacho haciendo virguerías hasta con el mantón.
Pero mereció la pena.
Palabras clave: Antonia Contreras Juan Ramón Caro