Los recientes partidos de selecciones nacionales con motivo de las eliminatorias de la Eurocopa 2024 motivaron toda una serie de incidentes relacionados más con la situación política que con el fútbol. En concreto, hubo problemas en el Turquía-Armenia; Croacia-Letonia y sobre todo en el Rumanía-Kosovo.
La UEFA abrió un expediente disciplinario a Croacia, después de que en el partido disputado en Rijeka, ante Letonia, a la que goleó 5-0, unos aficionados, al final de la primera parte, exhibieran una bandera fascista ustacha (aliado de los nazis) de la Segunda Guerra Mundial
La Federación croata (HNS) explicó que los seguidores exhibieron una bandera del régimen ustacha fascista, que asumió el poder en 1941 y duró hasta 1945 con una gran violencia, por lo que fueron identificados.
Croacia ya estaba advertida por la UEFA por comportamiento discriminatorio durante la pasada Liga de Naciones celebrada en junio en Países Bajos y donde perdió la final por penalties, precisamente ante España.
Por este motivo, no se permitió el desplazamiento de seguidores croatas a Armenia en el segundo partido que disputaron donde ganaron a domicilio 0-1.
Precisamente, Armenia fue también protagonista de incidentes extradeportivos al disputar su anterior encuentro, el 8 de septiembre, en Turquía donde empataron 1-1.
El partido se disputó en el estadio Yeni Atatürk de Eskişehir, y fue un homenaje a Mustafá Kemal ‘Atatürk’ (1881-1938), quien inició la política estatal negacionista del Genocidio Armenio.
Se repartieron un total de 32.000 banderas turcas entre los espectadores, algunos de los cuales lucieron carteles racistas con imágenes de los Pashá, los Jóvenes Turcos, responsables por la planificación y ejecución del Genocidio Armenio, junto con los de Abdullah Çatlı (1956-1996), miembro de la organización racista Lobos Grises y conocido asesino. También se comparó a los armenios con perros en uno de los carteles.
Al comienzo del encuentro, la Federación Turca de Fútbol (TFF) solicitó que no se permitiera la entrada de banderas de Azerbaiyán, aunque algunos las consiguieron pasar y las exhibieron. De hecho, se vieron imágenes de un policía besando una bandera azerí mientras la gente alrededor aplaudía.
La previa prohibición de lucir la bandera de Azerbaiyán durante el partido motivó las reacciones de los nacionalistas turcos y de la comunidad azerí local.
La ola de protestas en redes sociales por la decisión de la federación, motivó la queja de las fuerzas nacionalistas turcas y los azeríes locales que enviaron un escrito a la TFF y al gobernador de la provincia de Eskisehir, Erol Ayyildiz, donde se disputó el encuentro.
También al comienzo del partido se viralizó una imagen de una niña turca que no quiso entrar de la mano de un futbolista armenio y la hinchada turca silbó el himno nacional armenio. En el partido de ida (1-2) también se produjeron connotaciones políticas en las gradas.
Pero los incidentes más graves se vivieron el partido Rumanía-Kosovo que acabó finalmente, y tras todo un rosario de incidentes, en 2-0.
Los jugadores de la selección de Kosovo decidieron abandonar el campo en el minuto diecinueve de su choque, disputado en Bucarest, por los gritos de «Serbia, Serbia» que se gritaron desde la grada y con la presencia de la pancarta en la que se podía leer ‘Kosovo es Serbia’.
Entonces, un sector los aficionados locales sacaron dos pancartas con los lemas: ‘Besarabia es Rumanía’ (en alusión a una zona moldava) por un lado, y ‘Kosovo es Serbia’, por otra. Tras ser vistas por los dirigentes de UEFA, el árbitro francés Willy Delajod, paró el partido y los jugadores se fueron a los vestuarios.
Los jugadores de Rumanía intentaron mediar con los aficionados, pero no pudieron detener los gritos, de ahí que los kosovares decidieron abandonar el campo.
El partido se suspendió en dos ocasiones y la situación fue de máxima tensión cuando los aficionados locales comenzaron a corear ‘¡Serbia, Serbia!’ y mostraron banderas de Serbia, país al que los kosovares pertenecían, previamente a su independencia unilateral en 2008.
Los cánticos fueron tales que se expandieron a todo el estadio y los jugadores kosovares no lo aguantaron. Se negaron a seguir y el árbitro suspendió el partido hasta que se quitaran las pancartas y pararan los gritos. El encuentro logró reanudarse una hora después.
Posteriormente, el partido se reanudó bajo la amenaza de que si repetían los gritos se suspendería definitivamente y los tres puntos serían para Kosovo.
La UEFA abrió un expediente extraordinario tras los incidentes sucedidos en el duelo entre Rumanía y Kosovo.
Hay que recordar que Rumanía es uno de los cinco países europeos que no reconocen la independencia de Kosovo, por cierto, junto a España, además de Eslovaquia, Grecia y Chipre. En la actualidad, Kosovo es reconocido por 97 de los 193 miembros de Naciones Unidas.