No obstante la apabullante y masiva campaña de los grandes medios informativos europeos que vaticinaban y siguen vaticinando el fin del mundo para Grecia y Europa, los griegos han acudido a las urnas en un referendo popular que ha dicho un rotundo NO a la política de austeridad preconizada por el FMI, Fondo Monetario internacional y la Troika europea. Un viento de responsable alegría y de esperanza sopla de nuevo en Europa.
Oxi, es el voto de la dignidad de un pueblo que no cede a la amenaza de los medios financieros, una esperanza para Europa, y un ejemplo a seguir, para poner sobre el tapete la necesidad de una reforma de las instituciones europeas y de la cuestión central de la deuda pública de los Estados europeos. El voto griego debe permitir la reflexión de los dirigentes europeos sobre la necesidad de la refundación de una Europa social, que respete la soberanía de los pueblos que la componen.
La Unión monetaria neoliberal sometida al diktat de los mercados financieros y de los bancos privados, ha fracasado. En Francia el presidente Francois Hollande fue elegido en 2012 gracias a un montón de promesas que nunca cumplió y que siguen estando más que nunca de total actualidad. La necesaria separación de la actividad bancaria financiera y de depósitos es una de ellas. El ahorro de los ciudadanos debe estar garantizado y servir al bienestar económico de cada país y no a la especulación.
La rediscusión en toda Europa del tema de la deuda pública de los Estados, con un Banco Central Europeo digno de ese nombre, es otra de aquellas promesas. El BCE debe proteger a los ciudadanos europeos escapando al control de los que especulan con la deuda de los Estados soberanos. El FMI no tiene legitimidad ninguna para imponer sus orientaciones.
Los impuestos que los ciudadanos europeos pagamos deben servir para evitar la austeridad y los desahucios y no para enriquecer a privilegiados y especuladores, en Grecia, como en España, en Francia y en Europa. La riqueza de cada país es la que crea el trabajo real de sus ciudadanos y no la riqueza virtual de las Bolsas, que se agitan cuando los pueblos acuden a las urnas.
Aunque la economía no es una ciencia exacta, que no merece, como dice Houellebecq, ningún premio Nobel, leo esta mañana en el diario Liberation, con absoluta satisfacción que el premio nobel de economía Paul Krugman en su blog en el New York Times acaba de declarar: “Europa ha ganado”, “… pese a la campaña de acoso e intimidación de sus acreedores…”. Por fin un economista, por encima de toda sospecha, que nos dice que la democracia es más importante que los arreglos financieros.