«Es el tipo de historia que nos parecería increíble si se tratara del argumento de una película», escribe Thomas Messias en el digital francés Slate, comentando una información aparecida en el diario USA Today: la justicia china ha condenado el domingo 27 de octubre de 2019 a seis reos, cinco de ellos asesinos a sueldo que fueron delegando uno en otro la ejecución de la víctima inicial.
Los cinco sicarios han recibido condenas de entre dos y cuatro años de cárcel, mientras que quien encargó el asesinato, Tan Youbi, promotor inmobiliario, quien quería eliminar a su principal competidor, le han caído cinco años de reclusión.
Fue en octubre de 2013 cuando Tan Youhi contrató al sicario número uno, Xi Guangan, a quien pagó 282.800 dólares. A su vez, Xi Guangan contrató a Mo Tianxiang, sicario número dos, por la mitad del dinero recibido, unos 141 000 dólares.
En abril de 2014, el sicario número dos contrató a un tercero, Yang Kangsheng, dándole un adelanto de 38 000 dólares y prometiéndole 71 000 más una vez hubiera dado muerte a la víctima. Kansheng decidió a su vez delegar el encargo en Yan Guansheng –sicario número cuatro- adelantándole 28 000 dólares y prometiendo entregarle los 71 000 que debían pagarle una vez cumplido el compromiso de asesinar al promotor rival.
Poco después, el sicario número cuatro decidió delegar en Ling Xiansi, asesino a sueldo número cinco de esta macabra historia, a quien ofreció 14 000 dólares por el asesinato. En lugar de asesinar a la víctima, Xiansi decidió avisarle de lo que tramaba contra él y, juntos, decidieron montar un falso asesinato para que Xiansi pudiera cobrar la cantidad prometida. Finalmente, la víctima optó por alertar a la policía, que desmanteló toda la red remontándose hasta el empresario que hizo el primer encargo.
En un caso de similares características, aunque bastante menos macabro, publicado en la página informativa de juegos de vídeo Kotaku, otro chino de apellido Feng contrató en 2013 a un par de sicarios para que asesinaran virtualmente al avatar de su hijo, jugador compulsivo y adicto a este tipo de entretenimiento.
Según el señor Feng, su hijo Xiao Feng, de veintitrés años, tenía unos pésimos resultados en los estudios y se mostraba incapaz de encontrar un trabajo, debido justamente a su adicción a los juegos de vídeo