Juego y sociedad

La relación entre juego y sociedad está datada hace muchos milenios, en jeroglíficos egipcios que muestran juegos de mesa, en textos que documentan las apuestas deportivas entre griegos y romanos, en España la palabra azar viene del árabe «az-zahr» que significa «dado», y en la actualidad nadie recela de la costumbre de desearse suerte en las despedidas, o atribuir a la buena o mala suerte algunos sucesos de nuestras vidas.

apuestas-deportivas-internet-e1596051398854 Juego y sociedad

La historia del juego en España está documentada en la literatura y el cine, actualmente en la televisión, que muestran cómo la ruleta, el póquer, los dados, el monte, el bingo, las siete y media, el chaquete, el mus, las máquinas tragaperras y también las apuestas deportivas en las carreras de caballos o en las canchas de pelota vasca, pasando por la lotería y las quinielas futbolísticas son algunos de los juegos de apuestas que se han practicado con más asiduidad según las épocas de mayor o menor permisividad.

Una permisividad que ha estado generalmente relacionada con dogmatismos religiosos o morales, y que en las sociedades modernas se manifiesta a través de regulaciones que luchan contra la posibilidad de que la afición al juego degenere en ludopatías, o que regulan que las personas menores de edad no tengan acceso.

Estos objetivos sociales son seguidos por la industria del juego, como muestran sitios de apuestas como Rivalry, que a la pregunta de si en su plataforma hay restricciones de edad, se responde con rotundidad: «¡Sí! Nosotros promovemos jugar responsablemente y nos tomamos esto muy en serio. Debes tener por lo menos 18 años de edad. ¡Sin excepciones!»

En Europa, los centros de turismo de élite fueron permitiendo casinos de acceso restringido, que se popularizaron década a década gracias al cine, y así, en el imaginario colectivo aparece desde la ruleta del casino que regentaba Humphrey Bogart en «Casablanca», a las recurrentes escenas de los agentes 007 vestidos de esmoquin en los casinos de la Costa Azul, o a los gangster que protagonizan las películas en ciudades temáticas como Las Vegas, dedicadas al juego en Norteamérica.

Pero retornando al origen del juego, las apuestas deportivas están ya documentadas entre griegos y romanos, y en España se han mantenido incluso en las épocas de grandes restricciones, relacionadas con la pelota vasca, con las carreras de caballos, con el fútbol, con las carreras de galgos; e incluso quienes no tenían acceso a esos eventos, tenían la posibilidad apostar sobre quién ganaría un pulso en la taberna del barrio.

En definitiva, cada vez que dos o más personas tienen una opinión diferente sobre el resultado seguro de una situación, la oportunidad de ganar una apuesta está presente.

Actualmente, las nuevas tecnologías ha aportado al negocio del juego la posibilidad de acceder a múltiples actividades deportivas que ofrecen resultados inciertos, y ya no es solo el fútbol en todas sus variantes por continentes, sino también el baloncesto o el tenis.

Para aquellos a quienes les gusta la emoción adicional de apostar, encontrar la plataforma de apuestas en línea correcta es la respuesta, y para ello hay que confirmar que cuentan con una licencia que indique supervisión por las autoridades locales sobre la necesaria seguridad para los clientes, tanto sobre sus datos personales como sobre su dinero.

En la actualidad, las plataformas que rastrean sitios de juego se han convertido en buscadores especializados que se dedican a confirmar su idoneidad y filtran los sitios para dar a conocer a sus usuarios dónde pueden desarrollar su afición con seguridad y aprovechar las promociones que responden a la competencia en este sector económico.

Pero sobre todo, no olvidar que los casinos obtienen sus beneficios de nuestras pérdidas y todo buen jugador sabe que es necesario establecer la cantidad máxima de dinero que estamos dispuestos a perder.

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