La extinción de la escritura manuscrita

Roberto Cataldi¹

El tiempo de la escritura a mano parece estar llegando a su fin. Y sus sepultureros claman: ¡Muera la escritura manuscrita! ¡Viva lo digital! Me recuerdan las consignas de aquellos fanáticos, dueños de la verdad absoluta, cultivadores del pensamiento único y del anti-intelectualismo que sin tapujos se cargaron la democracia y la república.

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Xulio Formoso

Hoy por hoy, las prácticas de caligrafía como el uso de la letra cursiva cuyos trazos están inclinados ligeramente a la derecha serían una antigualla. El coronavirus aceleró un proceso que venía gestándose. En efecto, esta tendencia que hace tiempo se veía venir cobró velocidad con la pandemia, al extremo que ya existen escuelas donde la enseñanza es exclusivamente digital. Al parecer, los niños y los adolescentes volvieron a las aulas con sus celulares, notebooks y tablets, pero sin cuadernos ni lápices, en una suerte de crónica de una muerte anunciada.

En fin, con la cursiva, también denominada itálica, hay todo un debate. En Finlandia los niños aprenderían solo la letra de imprenta y en Estados Unidos ya no es obligatoria. En la Argentina desde hace años dejó de ser obligatorio su uso para dar paso a la escritura digital. Lo cierto es que la cursiva, del latín curris que significa correr, ir de prisa, es una escritura a mano apresurada que demanda mecanismos de coordinación y motricidad fina, y está demostrado científicamente que la ejercitación de esta habilidad manual sería fundamental para la actividad cerebral, algo que ignoran o quizá les tiene sin cuidado a los que luchan por desterrarla.

Según los neurólogos que han investigado en el tema, escribir a mano activa el área motora, el área visual y el área cognitiva (tres regiones del cerebro) y, al hacerlo se activan muchas redes neuronales, en consecuencia mejora la capacidad cognitiva.

En los niños constituye un aprendizaje fundamental para el desarrollo práctico del manejo de la motricidad fina, la coordinación mano-ojo, el desarrollo de la pinza digital y el control motor.

En los adultos fomentaría la memoria prospectiva (nos permite acordarnos que tenemos que hacer algo en determinado momento) y la memoria de trabajo (asociamos un conocimiento nuevo con otros conocimientos que ya conocíamos), asimismo estimula más el cerebro con la activación de otras áreas, por caso el olfato ante el papel o el tacto de éste.

Desde la pedagogía sostienen que existiría una asociación entre la buena escritura y el rendimiento académico. Los chicos aprenden a leer más rápido si primero han aprendido a escribir a mano. Los conceptos manuscritos se recuerdan más que los que se escriben en teclado, y resulta más sencillo retener información y generar nuevas ideas. Está claro que el sustituir un modo de graficar el lenguaje (letra cursiva por imprenta o virtual) no sería significativo para el aprendizaje argumentan algunos, sin embargo es superior adquirir las dos habilidades.

Los alumnos del secundario revelan estar más dispuestos a lo digital (también los universitarios) porque les facilita la tarea recurriendo a las plataformas, así evitan leer libros y se manejan con papers que muchas veces resumen un tema sin desarrollarlo y sin facilitarles la comprensión.

Las teorías actuales de la escritura académica sugieren que sirve no solo para comunicar ideas, también para generar conocimientos, lo que se llama «escritura epistémica». En efecto, esta escritura epistémica tiene resultados a largo plazo en el cerebro y, pueden ser observados a través de la resonancia magnética funcional nuclear y los modelos matemáticos.

La bibliografía informa que la activación de la memoria es uno de los beneficios más importantes de escribir a mano, ya que estimula la «memoria semántica» (donde se almacena todo el conocimiento). No solo se piensa en la palabra, también en cómo escribirla, dónde cae el acento, y cómo se desplaza la mano para escribirla. De esta manera se estimulan funciones como la planificación (hay que prever lo que se va a escribir), la flexibilidad (ceñirse al margen o cometer errores) y la memoria de trabajo (mantener una idea).

En este tema como en otros, la igualdad no existe. Hay individuos muy dotados, que incluso tienen una «memoria de elefante», pues, dicen que los elefantes, que poseen el cerebro más grande de los animales terrestres no suelen olvidar casi nada, más allá que a medida que crecen evidencian capacidad de aprendizaje como los humanos, aunque he leído que los delfines serían los animales que poseen una memoria más duradera.

Para la psicología escribir a mano permite canalizar las emociones, facilita la expresión sin ningún tipo de límite o juicio, y ayuda a desarrollar la creatividad así como la organización de las ideas. Dicen los psicólogos que gracias a la escritura a mano se aclaran los sentimientos y las dudas, incluso el individuo puede conocerse mejor y tomar decisiones más conscientes. Escribir a mano beneficia a las personas ansiosas porque la ansiedad se produce cuando el individuo presta demasiada atención a un factor ambiental, o a un factor interno como son los pensamientos y, focalizar la atención en otra cosa resulta útil. Escribir a mano suele ser una forma de retirar la atención de estos síntomas y centrarla en lo que hay detrás, pues, el contenido ayuda a tomar conciencia de lo que ha provocado la ansiedad o la emoción que se experimenta.

Personalmente he comprobado que tener un problema abierto, es decir, un conflicto que no presenta en el enunciado todos los datos y que a uno le incomoda, al escribirlo se torna más consciente, uno detecta cuál es la problemática, y se van ordenando las ideas e incluso los sentimientos. Es más, hay individuos que no pueden verbalizar ciertos problemas y no saben cómo canalizarlos, pero al escribirlos logran desahogarse, de ahí que se recomiende volver a la inveterada práctica de escribir cartas, aunque no se envíen al destinatario. Desde ya que se puede escribir con un teclado, pero mucha más fuerza tiene el escribir a mano.

No todo lo que reduce nuestro trabajo mental y nos facilitan la vida cotidiana es beneficioso, especialmente en las personas mayores con deterioro cognitivo. La tecnología digital que por momentos parece saturarnos, puede hacernos perder habilidades cognitivas, motoras y visuales por falta de ejercitación. Según los expertos esto podría compensarse dedicando unos minutos diarios a escribir pensamientos o cartas a mano, al igual que cualquier tarea que estimule la memoria, el lenguaje y el conocimiento de las palabras (crucigramas, sopa de letras, entre otros pasatiempos).

Hace un par de meses concurrí a una institución médica donde anualmente me hacen un control de salud. Mi colega se veía desesperado porque por una falla técnica no aparecía en la pantalla de su computadora mi historia clínica y ninguna otra historia de los pacientes que aguardaban en la sala de espera. Tuve que dictarle mis antecedentes para que pudiera recordar y desarrollar la tarea. Por la tarde atendí mi consultorio particular y recordé el episodio, pues, allí todas las historias las escribo a mano, más allá que en el escritorio tenga una computadora, pero la utilizo para otros menesteres.

Como médico, a diferencia de algunos colegas que parecen recurrir a una letra encriptada, tengo una caligrafía que si bien no es bella ni artística es legible, lo suficientemente clara para que cualquiera no tenga que hacer malabares mentales para entender lo que escribí, ni convocar a un egiptólogo, por ello todas mis recetas e indicaciones las escribo a mano.

No estoy en contra de la cultura digital, que sin duda seguirá evolucionando y será de gran ayuda para la humanidad. Pero perder habilidades que requirieron milenios para desarrollarse en el cerebro humano no me parece inteligente. Muchos no advierten que el desuso conduce inevitablemente al olvido. Santiago Ramón y Cajal decía que: «…hay tontos entontecidos por desuso». Y añadía: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro».

  1. Roberto Miguel Cataldi Amatriain es médico de profesión y ensayista cultivador de humanidades, para cuyo desarrollo creó junto a su familia la Fundación Internacional Cataldi Amatriain (FICA)
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