La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que intensificará la lucha contra la tuberculosis, que cobra 1,6 millones de vidas cada año, con nuevas pruebas, tratamientos e impulso a medidas de protección social, al conmemorarse este viernes 24 de marzo 2023 el día mundial de lucha contra esa enfermedad, informa la IPS desde Ginebra.
La tuberculosis «es prevenible, tratable y curable y, sin embargo, esta lacra ancestral que aqueja a la humanidad desde hace milenios sigue causando sufrimiento y muerte a millones de personas cada año», dijo al presentar la iniciativa Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La iniciativa comprende «apoyar a los países para que intensifiquen su respuesta, ampliando el acceso a los servicios de prevención, detección y tratamiento de la tuberculosis como parte de su camino hacia la cobertura sanitaria universal, y para que refuercen sus defensas contra las epidemias y pandemias», dijo Tedros.
Al cabo de dos décadas de avance contra la enfermedad, la pandemia de la COVID-19 impactó negativamente en su combate: solo en 2021 se presentaron 10,6 millones de nuevos casos y, con 1,6 millones de muertes, se convirtió en la enfermedad infecciosa más mortífera después de la covid.
El mayor porcentaje de casos nuevos, 46 por ciento, se registró en el sudeste asiático, seguido de África (23 por ciento) y Pacífico occidental (por ciento %).
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que suele afectar a los pulmones y es causada por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis). Se transmite de una persona a otra a través de gotitas de aerosol suspendidas en el aire, expulsadas por quien tiene la enfermedad activa.
Con las experiencias durante la pandemia y en los años inmediatamente anteriores (2018-2022), la OMS propone insistir en un acceso equitativo a las pruebas diagnósticas rápidas, y en tratamientos orales más cortos para la infección y la enfermedad, en un programa a cumplir hasta el año 2027.
Asimismo, en un mayor acceso a la protección social, y en otras innovaciones, como herramientas digitales para la salud.
Se estimulará la rendición de cuentas en la materia por parte de los Estados, para abordar factores clave de la epidemia, como la pobreza, la desnutrición, la diabetes, el VIH, el consumo de tabaco y alcohol, y las malas condiciones de vida y de trabajo.
La iniciativa subraya la «apremiante necesidad» de aumentar las inversiones nacionales e internacionales en servicios, investigación e innovación en materia de tuberculosis, especialmente en el desarrollo de nuevas vacunas.
La única vacuna actualmente disponible tiene más de un siglo, y no protege adecuadamente a los jóvenes y adultos, que representan la mayoría de las transmisiones de tuberculosis.
Pide que los servicios y programas, especialmente en países con una elevada carga de tuberculosis, sean reconocidos como un componente esencial de los sistemas de salud, y que se refuercen la atención primaria y la preparación y respuesta.
En particular, se recomienda acelerar la implantación de los nuevos tratamientos orales más cortos, para tratar la tuberculosis farmacorresistente; por ejemplo, cuando la enfermedad resiste antibióticos como rifampicina.
En 2021, casi medio millón de personas enfermaron de tuberculosis resistente a la rifampicina, y solo una de cada tres accedió al tratamiento.
Estudios de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras dan cuenta de hasta 90 por ciento de curaciones con los nuevos tratamientos, versus 52 por ciento con los convencionales, y con menos efectos secundarios.
Sin embargo, son tratamientos más costosos y objeto de controversias acerca del empleo de patentes, como es el caso del contencioso que se desarrolla entre India y la trasnacional Johnson & Johnson.
La Asamblea General de las Naciones Unidas convocará una reunión de alto nivel sobre tuberculosis el próximo septiembre, la cual, según Tedros, «debería ser un punto de inflexión en la lucha contra la tuberculosis, si los líderes se comprometen de manera real y duradera a invertir en la respuesta».