“Las herederas”, premiada en Berlín la película que escandalizó en Paraguay

Ganadora del Oso de Plata (a la mejor actriz, Ana Brun), el Premio Alfred-Bauer y el Premio Fipresci en el Festival de Berlín de 2018, el drama paraguayo “Las herederas”, dirigida por el debutante Marcelo Martinessi e interpretado por el dúo Ana Brun y Margarita Irún, es la historia de “una desposesión”, de la pérdida de un género de vida, lo que en lenguaje coloquial  sería el relato de la vida de unas personas “venidas a menos”.

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En una atmósfera sombría y retro, una mujer madura que recuerda a las heroínas de las novelas de Stefan Zweig adaptadas al cine («Carta de una desconocida» de Max Ophuls, 1948,  «Veinticuatro horas de la vida de una mujer» de Laurent Biuhnik, 2003), se siente maltratada por la vida pero el azar le ayuda a reaccionar afirmándose como un ser autónomo e independiente.

Chela (Ana Brun) y Chiquita (Margarita Irún), descendientes de familias adineradas de la capital paraguaya, llevan juntas más de treinta años. En los últimos tiempos su situación económica ha empeorado y se ven obligadas a vender las cosas de valor heredadas.

En un momento dado, las deudas llevan a Chiquita a la cárcel, acusada de fraude. Sola, Chela, hasta entonces una mujer bastante pasiva, tiene que hacerse cargo de su vida, visitar a su compañera en la cárcel e intentar ganar dinero haciendo de chófer para sus amigas, grandes burguesas de collar de perlas completamente kitsch, que se reúnen para merendar, jugar a las cartas y comentar los últimos rumores sobre la vida privada de “los otros”. Decidirse a coger el volante y ganarse la vida significa para Chela emprender el camino de la independencia. En uno de sus servicios de “taxi” conoce a la hija, mucho más joven, de una de sus clientas, que despierta en ella sentimientos que creía desaparecidos.

Película de emociones, melancólica y audaz, sobre una burguesa entrada en años, en plena reconversión, que descubre el único valor que no conocía: la libertad. Película “de mujeres”, muy adecuada para estrenarse un 8 de marzo, ubicada en un Paraguay minado por la pobreza y las desigualdades sociales, además de por más de treinta años de dictadura, y en un ambiente de clase privilegiada que tolera una relación lésbica en medio del conservadurismo más atroz.

En su presentación en el Festival de San Sebastián, Julio Feo escribió que se trata de «una película de mujeres, en las que los hombres están en segundo plano o fuera de campo y que nos habla de un doble tabú en Paraguay: Las relaciones homosexuales y lésbicas por una parte, y la hipocresía social de esa burguesía que desprecia e ignora a sus mucamas indígenas».

“Las herederas” tuvo una acogida desigual cuando se estrenó en Paraguay. Antes del estreno y en una sesión en el Senado organizada en principio para homenajear a los galardonados con los premios en Berlín, el realizador y las dos protagonistas tuvieron que escuchar de labios de la senadora Zulma Gómez, del opositor Partido Liberal: “Atentan contra la familia estas lesbianas perdidas». Ana Brun, ganadora del Oso de Plata, tomó el micrófono, agradeció el homenaje y condenó a los políticos que “en nada contribuyen a la transparencia” y a “los valores culturales y democráticos”.  En una entrevista en El País, el realizador Martinessi declaró: “Ojalá que (la senadora) vea la película y pague su entrada como cualquier otra persona porque lo que dijo la retrata a ella más que a nosotros”.

Según el periódico español, Paraguay se considera el país más católico de América Latina, según el “Latinobarómetro” (Latinobarómetro Corp. organización chilena sin  ánimo de lucro). La alta jerarquía de la iglesia Católica tiene gran importancia en la política paraguaya. Esos representantes eclesiales promueven en sus comunicado públicos el voto a partidos que se opongan a “las ideologías de género, el matrimonio gay y el aborto”.

Quince días antes del estreno de “Las Herederas”, organizaciones paraguayas religiosas como Asucop (Asociacion de consumidores y usuarios de Paraguay) pedían por mensajes y redes sociales el boicot a la película “por promover el lesbianismo y la infidelidad entre parejas del mismo sexo”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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