Las pymes del sector digital prefieren los coworkings para trabajar

Con el cambio de siglo, en 2000, los avances en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación auguraban grandes cambios tanto en la formulación como en el lanzamiento y desarrollo de proyectos de trabajo, no relacionados directamente con la inversión necesaria, sino con la necesidad de contar con recursos y servicios adaptados a esas NTIC, para facilitar el trabajo colaborativo inicial y la salida posterior a un mercado global.

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El trabajo colaborativo no era una novedad en 2000, las universidades con ambición de estar bien situadas en el siglo 21 lo habían implementado paulatinamente en sus departamentos, y en las hemerotecas abundan ejemplos de cómo ese trabajo colaborativo entre estudiantes o profesionales dio lugar a empresas punteras en la actualidad.

La base del trabajo colaborativo fue la de compartir el conocimiento y la evolución a compartir también recursos y servicios fue a su vez la base del trabajo cooperativo (coworking).

Si se visita la web de Gran Vía Barcelona vemos que el coworking encarna el futuro del trabajo al proporcionar una plataforma que permita que una iniciativa empresarial se pueda conectar y prosperar.

Podemos leer en la Wikipedia que, tanto si se define como cotrabajo, trabajo cooperativo, trabajo compartido o trabajo en cooperación, o la evolución del concepto como trabajo en oficina integrada, se trata de una forma de trabajo que permite a profesionales independientes, emprendedores y pequeñas y medianas empresas (pymes) de diferentes sectores, compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjuntos.

Cuando los ayuntamientos tomaron conciencia del papel que les correspondía en la promoción de la economía local surgieron los «nichos de empresas» o «incubadoras de empresas» para facilitar los primeros pasos de emprendedores con ideas pero sin recursos económicos suficientes para disponer de oficinas o instalaciones adecuadas, con el objetivo de crear tejido empresarial.

También en los inicios de Internet se produjo el fenómeno de los cibercafés, espacios de ocio en los que se ofrecía conexión a internet, aprovechados por innumerables trabajadores autónomos antes de que la telefonía móvil evolucionara hasta la tecnología actual.

La evolución de todos los factores citados unido a los requerimientos que se han impuesto en materia de salud y seguridad en el trabajo, y a los requerimientos de la globalización en materia de NTIC, superó la dinámica inicial para dar paso a una colaboración entre iniciativa pública e iniciativa privada que facilitara adecuar también los tiempos de disponibilidad de recursos y servicios.

Las grandes ciudades se han configurado asimismo como motores de la economía, facilitando el turismo de negocios, ofreciendo espacios para convenciones y ferias internacionales, y dando paso a iniciativas privadas que facilitan recursos materiales y tecnológicos en espacios que además se benefician de la movilidad urbana.

Actualmente, como detallan en iniciativas como la de granviabc.com, desde compañías multinacionales a startup con proyectos innovadores, pueden encontrar espacios de coworking con diferentes configuraciones pero con acceso todas ellas a las últimas tecnologías ofimáticas y de comunicaciones.

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