Llegan a Madrid las esculturas de Jorge Oteiza

Quince años después de su muerte Jorge Oteiza (Orio, 1908-San Sebastián, 2003) volvió a Madrid en forma de dieciséis esculturas que se pudieron ver en la Galería Guillermo de Osma.

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Oteiza Cabeza de apóstol Nº9

El primer viaje del artista a Madrid fue en 1927 para cursar estudios de Medicina en la Universidad Complutense, una carrera que abandonó dos años después para dedicarse plenamente al arte. Volvió en ocasiones puntuales para presentar sus exposiciones o reunirse con otros artistas residentes en la capital.

En noviembre de 2018, dos salas de la galería Guillermo de Osma acogieron una exposición de dieciséis obras del que tal vez sea el mejor escultor del siglo XX español junto a Chillida, ambos de origen vasco. Todas las obras que se exponen, procedentes de colecciones particulares, están realizadas entre 1949 y 1992, por lo que representan la práctica totalidad de su trayectoria creativa.

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Oteiza Mujer con niño mirando con temor al cielo

En la primera sala se exhibieron las obras más figurativas del artista, realizadas en los años cincuenta en torno al encargo para la Basílica de Aránzazu. Destacan las fundiciones en bronce “Mujer con niño mirando con temor al cielo”, de 1949, y “Cabeza de apóstol Nº9” (1973), que se muestran junto con dos vaciados en yeso, “Santiago” (1951) y “Figura de fraile” (1952) y otro vaciado en cemento, “Piedad” (1969). Además hay un “Modelo en terracota para Ítaca” (1953). En esta primera sala, además, se exponen doce relieves realizados por Oteiza en torno a 1987 con los motivos “Árbol de Gernika”, “Caballo de Gernika”, “Cabeza de Lope de Aguirre en una jaula” y “Príncipe de Viana”.

La segunda sala acogió esculturas abstractas de los tres ámbitos de su época de investigación espacial, Cajas Metafísicas, Laboratorio de Tizas  y Construcciones Vacías. Entre las primeras está “Vacío respirando” (1974) y “Homenaje a la Anunciación de Fra Angélico” (1996). Del Laboratorio de Tizas se muestra “Módulo L” (1972) y “Paralepípedo matriz” (1994). En esta misma sala están también “Convergencia para un vacío” y  “Construcción vacía con unidades planas positivo negativo”. En este espacio acompañan a las obras de Oteiza dos cuadros de Esteban Vicente, “Jazz” (1988) y “Composición” (1964), en perfecta armonía con las esculturas.

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Oteiza Caja metafísica

Artista de las formas y los espacios

Después de formar un frente de arte vanguardista vasco con Balenciaga y Lekuona, Jorge Oteiza se trasladó a Latinoamérica, recorriendo Argentina, Chile, Colombia y Perú. Cuando regresó a España en 1948 se convirtió en uno de los artistas más activos de la cultura en nuestro país, donde creó plataformas y grupos como Equipo 57 y Equipo Forma. En la década de los cincuenta participó en algunas de las exposiciones colectivas que marcaron el rumbo del arte español del siglo XX y en grandes proyectos arquitectónicos como la Basílica de Aránzazu, que supuso para él la ocasión de relacionar la nueva espiritualidad del arte moderno con el sentimiento religioso popular. A pesar de esto la Iglesia prohibió los trabajos de Oteiza en 1952 y la obra no pudo concluirse hasta 1969. A raíz de aquella prohibición Oteiza se dedicó a poner en marcha su proyecto Laboratorio Experimental, con el que inició el proceso de desmaterialización progresiva de su escultura a través del que fue sustituyendo la masa por los espacios vacíos.

En 1957 ya era un artista consagrado tras ganar el Gran Premio de Escultura de la Bienal de Sao Paulo. Sin embargo, a finales de esta década, en la cumbre de su carrera, decidió abandonar la escultura, aunque no totalmente, pues volvía de forma intermitente con proyectos como el Laboratorio de Tizas (1972), concebido para terminar algunas de las que habían quedado inconclusas cuando decidió abandonar la escultura y para el que realizaba pequeñas maquetas que finalmente se convertían en grandes obras.

La evolución de la obra de Jorge Oteiza desde la escultura antropomórfica hacia las formas geométricas y espaciales la fue explicando el propio artista a través de escritos teóricos como la “Carta a los artistas de América” o “La interpretación estética de la estatuaria megalítica americana”, obras que influyeron en las diversas manifestaciones del arte que se hacía entonces en España.

Durante aquel retiro de los trabajos escultóricos Oteiza concentró sus esfuerzos en su obra teórica, dando a conocer nuevas publicaciones como  “Quousque Tandem”, donde exponía los principios artísticos y la evolución de su pensamiento en relación con el arte y justificaba su alejamiento de la escultura, una obra teórica que amplió en “Ejercicios espirituales en un túnel”, prohibida por la censura franquista y publicada finalmente en España en los años ochenta.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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