Los esclavos catalanes de la señora Forcadell

Desde el Medievo llevan siendo subyugados, esclavizados los catalanes por España, si nos atenemos a las palabras de la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, recogidas entre otros medios por el diario El País del día 8 de noviembre, en el que Cristian Segura hace una descripción en su trabajo “Forcadell y los esclavos” acerca de lo que piensa esta militante de Esquerra Republicana sobre la situación en Cataluña, que ella y sus correligionarios llevarán al parecer, y no tardando mucho, a la arcadia feliz de una República independiente, donde vivirán mucho mejor que formando parte de España, como hasta ahora.

image13-e1447370849435 Los esclavos catalanes de la señora Forcadell
Carme Forcadell con Artur Mas

Y para conseguirlo, Carme Forcadell aboga por una serie de recetas que, viniendo de un cargo político tan importante, piensa que surtirán efecto a la mayor brevedad posible: “Lo tenemos que hacer por la gente que se ha quedado en el camino, por las personas que sueñan desde hace 300 años con la libertad (…). Hemos de ser libres, dejar de ser esclavos…”. Eso y muchas cosas más se dice en el trabajo mencionado sobre esta política independentista que ha estado tres años al frente de la Asamblea Nacional Catalana, mientras el president Artur Mas permanecía emboscado, en un segundo plano, en una estrategia perfectamente diseñada por el variopinto nacionalismo catalán hasta llegar a lo que algunos ya denominan el Apocalipsis Now de Cataluña.

Ante esta tesitura, los millones de españoles que se consideran gente normal, respetuosa con los derechos humanos, ideologías, religiones, credos, leyes vigentes, estarán preguntándose: ¿qué está pasando aquí? ¿Qué historia de España se les ha enseñado? ¿Habrán tenido esclavizado a un pueblo como el catalán, y ellos sin saberlo? ¿O más bien estamos ante un nacionalismo irredento, incomprensible en el Siglo XXI, que está tergiversando el curso de la Historia en pos de un beneficio interesado? ¿Qué tienen que ver los 300 años pasados de la caída de Barcelona frente a las tropas borbónicas en la guerra de sucesión con el día a día del año 2015, cuando disponemos de una Constitución votada en su día por el pueblo español en su conjunto, con una votación masiva y mayoritaria por parte del pueblo catalán?

Conozco Cataluña, donde tengo buenos amigos extremeños, castellanos, andaluces que llevan viviendo allí desde hace más de 50 años y que lo han dado todo por aquella tierra, que ya consideran la suya, por lo que hoy se sienten catalanes y españoles, gentes que arribaron un día a aquel puerto laboral en busca de una vida mejor. No he visto esclavos en Cataluña, sino gente trabajadora dando el callo día a día, construyendo progreso en aquella Comunidad Autónoma, mientras algunos sinvergüenzas políticos y nacionalistas de relumbrón, con su cohorte de arrimados no tenían el menor inconveniente en llenar la bolsa poniendo el cazo a donde iba a parar el líquido elemento del 3 % a mejor gloria de sus bolsillos y prebendas. Todo ello, mientras unos trabajan y tienen difícil llegar a fin de mes, al tiempo que otros tienen sus sedes embargadas y miran a Andorra como norte y paraíso, su faro de Alejandría fiscal. Esa es la Cataluña, de algunos, una tierra que en determinados casos no tiene nada que envidiar al Corleone italiano, sobre todo en la “omertá”, donde todo queda en familia, y nunca mejor dicho. Tan lejos geográficamente, pero tan cerca, a veces, en asuntos más o menos opacos, tirando a negro…

Y con esos mimbres quieren construir algunos una República independiente, ofendiendo el significado de una palabra tan seria ella, con la que tantos nos identificamos. Un nacionalismo que sin tener mayoría, ha decidido que todo un pueblo pase por las horcas caudinas de sus ideales, animados por la historia que nos cuenta la presidenta del Parlamento catalán, señora Forcadell, quien puede llegar a escalar incluso peldaños más altos en su República soñada.

Pero intentando justificarse, y en pos de sus ideales, el nacionalismo e independentismo catalán nos cuelga ahora al resto de los españoles el sambenito de una Historia tergiversada, llena de inexactitudes, que será, llegado el caso, la que impartan –si no lo están haciendo ya- obligatoriamente a las generaciones futuras de catalanes, a mejor gloria de los que a falta de argumentos no tienen inconveniente en faltar a la verdad si ello les beneficia.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

2 COMENTARIOS

  1. No puedo estar más de acuerdo tanto con el artículo como con el comentario de Santiago.
    Por favor preguntadnos a los españoles si queremos que se queden o se vayan los catalanes; este tema ya huele muy mal y yo, y seguro que muchos otros, estamos hartos de sus rabietas y pataletas.

  2. Dice la Constitución que sólo se puede celebrar un referéndum si se hace en todo el territorio del Estado. Yo quiero votar en ese referéndum, quiero votar que sí, que se vayan los que quieran y que nos dejen a los demás vivir en paz. Eso sí, primero que paguen lo que deben desde los Reyes Católicos. Que se calcule el agravio comparativo (y la pasta gansa en favor de Cataluña y el País vasco) que ha costado la política arancelaria española favorecedora de esas dos regiones o nacionalidades o como cada uno quiera llamarlas. Y que los que se quieran ir se lo coman con el tres por ciento de Pujol y los porcentajes variados que las tramas de corrupción catalano-catalanas les han estafado desde el «Ja soc aquí»

    Otro motivo adicional es que, como ciudadano español, no quiero estar gobernado por un nacionalista vasco o catalán cuando no hay mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. El Molt Corrupt Pujol ha gobernado España durante dos legislaturas de Felipe González, una de Aznar y una de Zapatero. Ya está bien.

    Por lo demás, totalmente de acuerdo con el compañero Conrado… ¿A qué llaman historia en la escuela nacionalista? Da vergüenza leer algunas cosas. Como que el carlismo era la cima del progreso hacia una Cataluña independiente.

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