El 7 de marzo de 2022 finaliza el plazo para que las empresas con entre 50 y 100 trabajadores tengan implementado el plan de igualdad, lo que incluye a la mayoría de pymes españolas.
Independientemente de su volumen de negocio y facturación, una pyme cuya plantilla alcance los 50 trabajadores en cualquier momento del año, deberá poner en marcha el plan de igualdad obligatorio; de no hacerlo o, al menos, no haber comenzado la fase de negociación a fecha de 7 de marzo de 2022, estaría expuesta a sufrir sanciones importantes, que podrían alcanzar los 225.018 euros en su grado más grave.
La necesidad del plan de igualdad
Más allá de las sanciones, el plan de igualdad se ha convertido en una herramienta necesaria para garantizar que se alcanzan los objetivos recogidos en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, y sus posteriores modificaciones, es decir, conseguir que la igualdad de género sea una realidad en el ámbito laboral y problemas como la brecha salarial, el techo de cristal o la discriminación por razón de sexo en el trabajo desaparezcan por completo.
Las pymes, como el tipo de empresa mayoritario en el tejido empresarial español, son clave para alcanzar dichos objetivos, puesto que son quienes más puestos de trabajo generan anualmente en España. Si implantan el plan de igualdad y, a través de las medidas propuestas en él, comienzan a revertir la desigualdad laboral en nuestro país, lograr la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres estará más cerca.
Un proceso complejo
Diseñar e implementar el plan de igualdad en las pymes, es un proceso complejo, que implica constituir una comisión de negociación con representantes de la empresa y los trabajadores, negociar tanto el diagnóstico de situación como las medidas y acciones del plan, su registro y puesta en marcha, seguimiento y evaluación.
Muchas pymes deberán recurrir al asesoramiento o ayuda de consultoras especializadas en materia de igualdad. Pero es un proceso que se debe abordar para, por un lado, cumplir con la legislación vigente, y, por otro lado, ayudar desde las pymes a propiciar el cambio social y cultural necesario, que conducirá a nuestra sociedad a una igualdad de género real y efectiva.
Más allá de la obligación
¿Y qué ocurre con las pymes cuyas plantillas no alcanzan los 50 trabajadores? ¿Deben ellas tener un plan de igualdad? La respuesta es que, pese a que no están obligadas por ley, tener un plan de igualdad puede suponerles una ventaja competitiva, especialmente de cara a la contratación con el sector público y la concesión de subvenciones por parte de las administraciones.
Pero más allá de la obligación, tener un plan de igualdad es garantía de un compromiso con los valores de igualdad de género por parte de la empresa, algo cada vez más valorado dentro de la responsabilidad social corporativa y por la sociedad, que genera valor añadido para la empresa y mejora su imagen y reputación.