Machismo y piropos

¡Cuánta sensibilidad!

MACHISMO-Y-PIROPOS Machismo y piropos
Una clase de sesera

El Machismo con los piropos se pasea a sus anchas por las calles del sexismo. Hay quienes dirán que hay piropos y piropos, pero en esta culturO huevolucionada y machista, está claro que la intención no hay que perderla de vista.

Narcisa y Marisa de 16 años van paseando por un parque, hablan sobre cómo les han ido los exámenes de la última evaluación. Después pasan al tema del chico que les gusta… van enfrascadas en su conversación y oyen: “A vosotras os mataba yo como a las cucarachas ¡a polvos!”… esto es un hecho real.

Hace falta tener ganas de hacerse el grosero ¿es necesario por ser mujer, tener que escuchar semejante vulgaridad? Creo que desde entonces mis oídos se hicieron tan sensibles que no aguantan el ruido.

Donde estén: respeto, simpatía, delicadeza, educación, sensibilidad, elegancia, empatía, responsabilidad, ternura, sentido del humor, sonrisa, afecto, reciprocidad de trato, solidaridad, mente abierta, inteligencia…

Que se quiten: cosificación sexual, violencia, groserías, desconsideración, insulto, necedad, maltrato, desprecio, manipulación, sometimiento, dominio, paternalismo, tutorización…

Mucus, inteligencia natural de un moco completamente congestionado, en esta conversación con Bolonio el «huevonudo», trata de aclarar que:

La auténtica crisis es la “sesual”,

pues abandona respeto y sensibilidad

por cosificación sexual.

Marisa Babiano
Me llamo Marisa Babiano Puerto, o sea Mar de risa y aunque habitante habitual de la Babia, me gustaría mejorar y llegar a buen Puerto. Después de licenciarme en Psicología y enterarme sobre algo del comportamiento humano en general y el sexista en particular, no pude por menos que interesarme por el humor. Además de formarme en intervención con víctimas de violencia de género, he trabajado a través del humor gráfico temas de igualdad, prevención VG, conciliación y convivencia escolar, comenzando en 1999 en el Área de la Mujer en Torrejón de Ardoz. El 29 de febrero del 2000 publiqué mi primera viñeta en prensa escrita, desde entonces y hasta hoy, que lo sigo haciendo en periódicos digitales. Así he pasado por: "Sur Madrid", "Global Henares", "Diario de Alcalá" y el digital cronicadearagon.es. Con participaciones puntuales en "El Ideal" de Granada y en la revista "Ideas & Negocios". He realizado exposiciones individuales y he concurrido en exposiciones y muestras colectivas de humor gráfico tales como: Muestras de Humor Social organizadas por la Universidad de Alicante, Muestras Internacionales de las Artes del Humor organizadas por el Instituto Quevedo del Humor dependiente de la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares y en el Salon International du Dessin de Presse et d´Humour en Saint-Just-Le-Martel (Francia).

1 COMENTARIO

  1. Existen situaciones de diálogos y sociales hombre-mujeres, mujeres-hombre, que según la circunstancia son algo grato o una simple grosería inaceptable; depende, el de este artículo, de ejemplo, es groserísimo.
    El piropo podría estar en tales dimensiones, de circunstancias, y, en ocasiones, también depende de quien lo reciba y su estado de ánimo. En los últimos años, en Chile, mientras surge un movimiento femenino anti-piropo que apunta a legislar del tema, he apreciado que está surgiendo una pequeña tendencia inversa que avanza: los piropos femeninos hacia los varones.
    Otro asunto es que en temas de moda y mediáticos, se termina en una paranoia intranquilizante. Hoy en día, cuando ando de transeúnte continuamente choco con postes, puertas, escalones (así que marcho lento mejor y siempre con gorro), porque si caminan delante de mi mujeres notorias, mejor llevo la mirada al suelo, al cielo o al lado, para que no haya equívocos molestos para mí. Conservo mejor distancia que cuando conduzco automóvil.
    Cuando viajo a Santiago, donde el Metro anda repleto a todas horas, en un empujón masivo uno quizás donde puede terminar atracado involuntariamente. O interpongo un maletín de fibra (mas amigable) por delante del cuerpo o cruzo las manos al pecho, bien arriba, como en penitencia (y en realidad me lo enseñó un amigo de la ciudad), el problema es que quedo más a la deriva de la marea humana, hasta con peligro de caídas. Y no llevo nada en los bolsillos del pantalón.

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