Más empleos pobres en España

El empleo de baja calidad aumenta las desigualdades y no sirve para frenar la pobreza y la exclusión social

Según la EPA del segundo trimestre de 2015, el empleo ha aumentado en España en 411.800 personas y el desempleo se ha reducido en 295.600, debido a su vez a la vuelta al crecimiento de la población activa en 116.100 personas, señala Economistas Frente a la Crisis (EFC) en un análisis de los datos conocidos este 23 de julio.

La tasa interanual de incremento del empleo se mantiene en el mismo nivel del trimestre anterior (2,96 %) y la del desempleo en niveles asimismo similares a los tres trimestres anteriores (-8,4 %). La ocupación muestra una tasa desestacionalizada superior a la del trimestre anterior (1,1 %), pero equivalente a la del mismo trimestre del año pasado, y la del desempleo es la misma que en el primer trimestre de este año (-2,5 %).

Para EFC, la creación de empleo, muy positiva en sí misma, no se está basando en una superación de los problemas económicos estructurales y en una mejora de la calidad del empleo, sino en una combinación de

  1. factores exógenos que impulsan el crecimiento (caída de precios del petróleo, depreciación del euro, política monetaria expansiva del BCE),
  2. la expansión de actividades de muy bajo valor añadido, y
  3. la desregulación laboral y el hundimiento de la calidad del empleo.

El empleo crece a un nivel similar al del PIB, lo que indica:

  • Que la Productividad por ocupado de los empleos creados es muy baja.
  • Que el crecimiento de las horas de trabajo anuales (el verdadero empleo que crea la economía) es inferior al de las personas ocupadas.
  • Que el empleo es pobre (la baja productividad indica un bajo valor añadido por puesto de trabajo creado) y de mala calidad (condiciones laborales deterioradas).
  • Que los salarios y retribuciones obtenidos por los nuevos ocupados son realmente muy bajos, lo que está aumentando la segmentación del mercado de trabajo.
  • Que se vuelve a la pauta tradicional por la que se crea más empleo entre los hombres que entre las mujeres.
  • Que aparecen diferencias en la creación de empleo entre las CCAA que evidencian que el empleo se crea donde las actividades económicas menos productivas (turismo de masas, etc.) se están viendo impulsadas, mientras que aquellas en las que el peso de los sectores industriales y de servicios de alto valor añadido es mayor no registran avances sustanciales de empleo, o incluso padecen reducciones del mismo.
  • Y que, con todo ello, la creación de empleo, en definitiva, continuará aumentando las desigualdades sociales que padece el país.

El empleo es fundamentalmente temporal y precario:

  • En este trimestre, el empleo temporal ha crecido cinco veces más que el empleo indefinido (el 83 % del empleo total creado ha sido temporal).
  • Una mirada con algo más de perspectiva temporal ofrece una idea incluso aún más decepcionante del cambio estructural que se está produciendo en el empleo, aumentando su precariedad. Desde el II trimestre de 2012 el empleo asalariado solo ha crecido en 42.000 personas y, mientras el empleo temporal ha crecido en 255.700, el indefinido ha caído en 213.800 personas.
  • Teniendo en cuenta solo el último año, el empleo ha aumentado en 444.800 personas. De ellos, el 61,7 % son temporales (274.500), y solo el 38,3 % indefinidos (170.200).
  • La tasa de temporalidad sube un punto y medio en un solo trimestre hasta sobrepasar de nuevo el 25 %. Es la tasa más elevada desde el tercer trimestre de 2011.
  • Solo el 53,9 % de los ocupados tienen empleo indefinido a tiempo completo.
  • Las formas de precarización laboral, incrementadas considerablemente por las reformas laborales adoptadas especialmente en esta legislatura, se añaden unas a otras hasta configurar un panorama de grave deterioro en la calidad y formas del empleo.

El desempleo, que se reduce de forma importante, pero no con una intensidad similar al crecimiento de los ocupados debido a la normalización de la evolución de la población activa (que recupera su crecimiento tras años en los que el desánimo y la salida de población extranjera hacían caer los activos y ocasionaban un espejismo de reducción del paro), continúa manteniendo perfiles muy graves:

  • Su volumen sigue siendo altísimo: 5,1 millones. La tasa de paro, del 22,4 % continúa alejadísima de las de los países de nuestro entorno, como consecuencia del disparatado volumen de despidos y destrucción de empleo ocasionados por un mercado laboral muy desregulado.
  • Hay 3,2 millones de parados de larga duración (el 61,9 % del total), pero aún más grave es que entre ellos hay 2,3 millones de muy larga duración (más de dos años en el desempleo, a veces muchos más), el 44,8 % del total, cuyas competencias profesionales se han deteriorado tanto que su reincorporación al empleo resulta enormemente difícil y precaria.
  • Las políticas dirigidas a los desempleados, tanto las políticas activas de empleo que deberían ayudarles a su reinserción laboral como las de protección y sostenimiento de rentas, son de las más débiles e ineficaces de Europa, lo cual agrava los problemas de marginación del empleo y de carencias económicas de los desempleados.
  • En efecto, la caída de la cobertura por desempleo ha sido enorme, y se encuentra hoy en solo el 54,5 % (con datos del paro registrado del mes de mayo en los Servicios Públicos de Empleo). Recordemos que la media de 2010 era el 78,4 %: veinte puntos de caída en cuatro años y medio. Caída que se debe en parte a la dinámica de entradas y salidas pero, en gran medida, a los recortes en las prestaciones que el Gobierno del PP aprobó en julio de 2012. Además de la caída de la cobertura se reduce la cuantía media de las prestaciones: el 6,3 % en tasa interanual para el total de las prestaciones y el 1,6 % también en tasa interanual para las contributivas.

Economistas Frente a la Crisis concluye que, la reactivación de la actividad está tirando del empleo, lo que sin duda es positivo, en la medida que supone la salida de la situación de desempleo, que en nuestro país sigue siendo extraordinariamente elevado. Sin embargo, el modelo de crecimiento por el que se apuesta y la regulación laboral adoptada, determinante asimismo de un importante proceso de devaluación salarial, explican que el empleo creado sea muy frágil, de malas condiciones laborales, y en consecuencia poco generador de riqueza colectiva y bienestar individual.

Un empleo de baja calidad que es compatible con el aumento de las desigualdades y que no sirve para frenar el aumento de las situaciones de pobreza y exclusión social, que se han exacerbado en nuestro país durante esta crisis con la aplicación de erróneas políticas de ajuste extremo, desregulación laboral y reducción de lo público, hasta situarnos a la cabeza de Europa en tan lamentables registros.

No cabe pues ninguna mirada de complacencia con las cifras de empleo, que si bien muestran una mejora estadística indudable, a partir de los deplorables registros preexistentes, también ofrecen, para quien quiera verlos, síntomas evidentes de un crecimiento económico desequilibrado, un insostenible aumento de la precariedad laboral y un empobrecimiento estructural de nuestro país.

A juicio de EFC, sin un cambio de políticas económicas, asistiremos de nuevo en esta etapa al mismo espejismo que ya vivimos en otras anteriores, y a una decepción y un sufrimiento aún mayores cuando venga la siguiente crisis.

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