La libertad de los medios de comunicación es esencial para permitir sociedades democráticas, libres y participativas recordó este martes la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un evento sobre libertad de prensa y expresión celebrado en Ginebra.
Michelle Bachelet destacó que el periodismo enriquece la comprensión de todo tipo de cuestiones políticas, económicas y sociales y que en el contexto de la pandemia de coronavirus sirve para proporcionar información crucial.
«Pero los periodistas de todo el mundo se enfrentan a la censura, la vigilancia, la represión, la intimidación y las agresiones físicas. A menudo estos parecen ser perpetrados por el crimen organizado, grupos armados u otros actores privados, incluidas las empresas – pero también pueden ser instigados o condonados por funcionarios gubernamentales», explicó.
Bachelet especificó que esta delicada situación para los profesionales de la comunicación es todavía peor para las mujeres periodistas quienes a menudo corren un mayor riesgo de sufrir ataques como amenazas relacionadas con la violencia sexual o campañas en internet de incitación al odio.
Los periodistas en conflictos armados, oficio de alto riesgo
Otro de los contextos en los que denunció un alarmante incremento de ataques contra periodistas es en situaciones de conflicto, tanto por parte de los Estados como de los grupos armados, e indicó que «estos ataques tienen por objeto silenciar a toda la sociedad civil, lo cual es motivo de profunda preocupación».
«Además, en muchas partes del mundo se usan leyes, en particular sobre la lucha contra el terrorismo, la seguridad nacional, la lesa majestad y la sedición, así como vagas prohibiciones de la propagación de ‘falsedades’ y ‘noticias falsas’, para desalentar y reprimir la información independiente», destacó.
El periodismo en tiempos de la COVID-19
Sin embargo, destacó que durante los últimos meses, con la aparición de la COVID-19 se ha intensificado la censura, la represión, las amenazas y los ataques e impunidad y que algunos gobiernos parecen haber aprovechado esta crisis como una excusa para tomar medidas mucho más duras e injustificables contra las críticas y la disidencia.
«Debemos tener muy claro que estas acciones perjudican la salud pública, el desarrollo, los derechos humanos y la democracia, y sólo benefician los intereses limitados y a corto plazo de unos pocos individuos que quieren protegerse de las críticas», resaltó la Alta Comisionada.
Por ello, indicó la necesidad del acceso a una información precisa, actualizada y fiable ya que estas condiciones permiten una rápida reacción por parte de la ciudadanía, tal y como piden las directrices sanitarias, y promueve la confianza entre el público y las autoridades.
«La censura, en definitiva, se reduce a la desconfianza oficial en la capacidad de las personas en distinguir acertadamente entre lo que es verdadero y lo que es falso», acotó.
La información es un derecho humano
La Alta Comisionada señaló que el acceso a una información precisa y fiable es un derecho humano, y constituye la base de otros derechos fundamentales. Al mismo tiempo, explicó que representa una herramienta fundamental en la capacitación de las personas para participar en las decisiones que afectan a sus vidas.
«No se debe criminalizar o acosar a ningún periodista o trabajador de los medios de comunicación por su labor informativa. Cada detención y cada ataque contra los periodistas envía un mensaje a toda la sociedad: la búsqueda de la verdad y los derechos a ser informado, a expresarse y a participar no están protegidos por las autoridades», resaltó.
Como ejemplo para crear un entorno libre para los trabajadores de los medios de comunicación propuso a los Estados actuar de acuerdo con el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad.
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