Nos debemos a la verdad que nos une. Hemos de ponernos en esa consideración que nos apaña. Miremos con calma. Hemos de aprovechar los dones del destino. Hay más bueno que malo.
Configuremos esa paz que nos ha de entrenar de modo correcto. Esculpamos las óptimas obras para compartirlas con los demás. Se multiplicarán. El destino será hermoso.
Hemos de añadir espacios honestos a la vida para que haya períodos de descanso. Nos aclararemos con una verdad manifiesta.
Nos hemos de suponer en esa entrega que ha de tener coraje para continuar con elocuentes modales. No apaguemos el fuego que endulza, que guía y que nos impulsa hacia delante. Seremos capaces de subir flamantes peldaños.
Debemos proponer salidas hacia esos tonos que nos incluyen en los catálogos del aprendizaje. Nos tenemos como base para darnos altura. Procuremos cotejar las medidas. Podemos hacer mucho, mucho más de lo que pensamos.