El Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi) ha elaborado un informe titulado “Un Viaje sin Rastros. Mujeres Migrantes que transitan por México en situación irregular” que cuenta cómo hacen las travesías, los riesgos que enfrentan, así como los derechos que les son violentados.
Es un recorrido por una realidad hiriente, cuyo enfoque de género es una llamada de atención que no se queda en la denuncia, sino que aporta ideas para enfrentar con soluciones de fondo una tragedia estremecedora: la de las mujeres migrantes indocumentadas que, acosadas por la necesidad e impulsadas por la ilusión, se atreven a emprender una aventura de final incierto: atravesar México para llegar a Estados Unidos.
Texto sin rodeos, claro como agua clara, preciso y documentado, este libro, elaborado por Gabriela Díaz Prieto y Gretchen Kuhner, es un cristal para ver, saber, sentir y, si se quiere y se tienen agallas, actuar en favor de miles y miles de mujeres migrantes.
La estructura de la publicción es implacable: empieza por dimensionar la magnitud del flujo de mujeres en el periplo migrante, continúa describiendo la estrategia femenina de viaje, nos ofrece con precisión los riesgos y padecimientos durante su tránsito (¿cómo puede existir tanta adversidad, valentía e indefensión?) y termina proponiendo acciones para que las mujeres puedan tener un acceso efectivo a sus derechos en su tránsito por nuestro país.
Dos tendencias acentúan la importancia de este estudio: cada vez hay más mujeres migrantes centroamericanas y cada vez hay más niñas entre ellas. Un tercer elemento agrava el escenario: cada vez hay más niñas migrantes que viajan solas
La investigación efectuada por IMUMI muestra que en los últimos diez años el flujo de la migración femenina representa aproximadamente 20 % del total de personas en tránsito irregular por México. Sin embargo, en enero de 2011, el 47 % del total de las personas migrantes irregulares viviendo en Estados Unidos eran mujeres.
Estas diferencias estadísticas reflejan que existe una menor circularidad de las mujeres en los flujos migratorios conocidos; optan por circular por carreteras, se hospeden en hoteles o casas de huéspedes, invierten en documentación falsa y siete de cada diez contrata los servicios de un traficante. Todos estos gastos se hacen bajo la noción de que la clandestinidad les ofrece una mayor protección en su viaje, pero no sólo terminan endeudadas, su método de viaje de forma invisible también las deja expuestas a ser víctimas de extorsión, violencia sexual y secuestro.
Las personas migrantes han interiorizado a tal punto la criminalización de su condición, sus propósitos y su viaje, que están dispuestas a pagar el precio de renunciar a sus derechos más elementales, incluyendo el derecho a denunciar las agresiones en su contra, indica el informe.
Un viaje sin rastros es un libro abierto a los ojos que quieran ver; a la conciencia que debe salir de su comodidad; a la acción gubernamental, que debe acelerar el paso y ser eficaz; a la participación de la sociedad civil, que debe reconocerse como parte de lo que no está bien y, especialmente, como protagonista del cambio. También es una valiosa aportación al conocimiento y es, sobre todo, una conmovedora y fundamentada convocatoria a modificar la realidad que hoy padecen las migrantes centroamericanas en México.
Enlaces:
- Informe completo