De pronto lo captamos. A veces lo reconocemos, esto es, palpamos, percibimos lo que acontece, y en otras oportunidades lo dejamos ir por la senda del interior. Los vuelos son dispares, y en ocasiones vamos demasiado a ras del suelo para notar lo que es esencial. El caso es que siempre hemos pensado que se nos escapan cosas y personas muy interesantes en nuestras relaciones desiguales. No obstante, hemos de movernos en una mejor dirección.
Durante mucho tiempo hemos considerado que no había valentía, o ben que ésta se sustentaba en el disparate, o puede que estimáramos que no se hallaba en el ámbito adecuado. La ponderación de la belleza y del aprendizaje es relativa.
La fortuna ha sido generosa. Ahora te veo a ti, icono anónimo. Has crecido en un mundo sin medida. Te has curtido en trances que nos han invitado a ignorar. El coraje es tu divisa, pero no siempre la hemos descubierto. Lo sabes. Ha sido peor cuando creíamos conocerte. Como el iceberg, la masa más relevante está fuera de nuestra vista.
Dicen que la vida es perseverancia: aludimos a lo que algunos llaman voluntad. En verdad precisamos de empuje y de tesón para que salgan las cuestiones básicas en las que creemos. Hay que saber esperar. La tolerancia, la aceptación del destino, es igualmente crucial.
Has surgido. Procuras, sí, tú, un acopio de entereza. Te haces caso a ti mismo. Vas hacia delante, y no como huida, sino como óptima opción de existencia. Puedes mucho, desarrollas más y más.
Por todo ello te subrayo que nos sentimos orgullosos de tenerte. Justo es que lo digamos. Los valientes nunca andan solos, y yo, en mi humildad, quiero ser uno de ellos, aunque esté a años luz de ti.