La selección nacional de fútbol de Palestina, llamados ‘Los leones de Canaán’, acaba de disputar su segunda participación en la Copa de Asia de fútbol, competición equivalente en su continente a la Eurocopa, Copa América ó Copa África.
A pesar de ser eliminada sí ha tenido la satisfacción de ganar sus dos primeros puntos tras dos empates y una derrota.
En esta segunda ocasión que participaba no superó la fase de grupos. Los palestinos tuvieron un reto complicado, tras empatar a cero con Siria perdieron 3-0 con una de las favoritas, y actual defensora del título, Australia, despidiéndose con otro empate a cero ante una de las revelaciones, Jordania. En resumen, dos empates, una derrota, ningún gol a favor y tres en contra.
Lo que sí cosechó fueron grandes ovaciones siendo de las selecciones más aclamadas por el público de Emiratos Árabes Unidos que acoge esta competición, que ahora disputará los octavos de final hasta el martes 22 de enero.
Hace cuatro años, en su primera presencia, participó como ganadora de la Copa Desafío de la AFC 2014, tras derrotar a Filipinas 1-0, en un torneo para naciones asiáticas emergentes. Palestina perdió entonces sus tres partidos de la fase de grupos, consiguiendo un único gol, por once en contra.
Palestina ha contado con muchos jugadores nacidos lejos de su tierra, y entre ellos varios que hablan español. No hay que olvidar que es el equipo de la diáspora: cinco millones de palestinos viven en la franja de Gaza y en Cisjordania, pero otros seis están repartidos por el resto del mundo.
La selección palestina contaba con cinco jugadores latinoamericanos, ha reunido cuatro nacidos en Chile, dos de ellos jugando en la tierra de sus ancestros: Jonathan Cantillana, centrocampista ofensivo de veintiséis años juega en el Jerusalén Hilal, campeón de la Liga Premier de Cisjordania (LPC), 21 veces internacional y Pablo Tamburrini Bravo, centrocampista de veintiocho años juega en Palestina, en Al-Bireh aunque quiere volver a Chile, diecinueve veces internacional.
Los otros chilenos son Alexis Norambuena de 34 años, lateral, juega en el Deportes Melipilla de Primera B, diecisiete veces internacional y Yashir Islame Pinto, de veintisiete años, juega en el chileno Coquimbo Unido recién ascendido a Primera División, trece veces internacional. También hay un argentino: Daniel Kabir Mustafa, defensa de 34 años, quien juega en el Sarmiento de Leones, en la provincia de Córdoba, participa en el Torneo Federal B, lo que sería la cuarta división. Fue cinco veces internacional.
Todos ellos tienen antecedentes familiares en Palestina. El llamamiento a los jugadores con doble nacionalidad es una manera, según los palestinos, de esquivar las restricciones israelíes a la libertad de movimiento de los jugadores de Cisjordania, Gaza o Jerusalén. En los vestuarios y en el campo, los jugadores pasan de una lengua a otra para poder comunicarse.
Yashir Islame Pinto, quien cambió su apellido de Pinto al Islame de sus abuelos, señala: “Siento que con el apellido Pinto no me identificaba, desde pequeño siempre me apodaron como ‘paisano’ o ‘turco’, siempre sobrenombres en relación a mi nombre y apellido árabe, mi apodo futbolístico es jeque”, y sostiene que “representar a Palestina va más allá del fútbol”.
Su compañero Alexis Norambuena también incide en este aspecto: “El fútbol es un medio para dar alegría a la gente, representarles en esta Copa es importante para el país”. Todos tienen un mismo objetivo: “Representar a los palestinos y darles mucha alegría, para que la gente pueda disfrutar un poco”.
También en la selección palestina hay cuatro jugadores nacidos en ciudades israelíes de mayoría árabe, algunos pasaron por clubes israelíes de primera y segunda división. Se trata de Mohammed Darweesh (centrocampista, veintisiete años, juega en el Jerusalén Hilal), Rami Hamadeh (portero de veinticuatro años, también juega en el Jerusalén Hilal), Abdullah Jaber (lateral, veinticinco años juega en el Ahli Al-Khaleel) y Shadi Shaban (centrocampista, veintiséis años, también del Ahli Al-Khaleel).
Como curiosidad también fue convocado un futbolista que juega en Marruecos, siendo el primer palestino en disputar este campeonato, la Botola, se trata de Tamer Seyam de veintiséis años, quien juega en el Hassania Union Sportive de Agadir (HUSA). Coincidiendo con su fichaje y el de otro palestino, Ahmed Maher Wridat, en julio de 2018, la ciudad marroquí rotuló, no sin polémica, un total de unas cuarenta calles con nombres alusivos a Palestina.
En Cisjordania, a los amantes del fútbol les encantaría ver llegar a su selección a lo más alto. Desde el año 2017, Palestina está dentro de las cien primeras selecciones en la clasificación de la FIFA, a principios de 2018 alcanzó su récord, un puesto 73º, antes de caer al 99º este pasado diciembre.
Hay que recordar que en Chile existe el club Palestino (actualmente clasificado para la Copa Libertadores), fundado hace casi un siglo y que fue el pionero de los migrantes de Medio Oriente y que recientemente se proclamó campeón de la Copa tras ganar al Audax Italiano.
Shadi Shaban fue el primer jugador de nacionalidad palestina en su historia que jugó en el equipo chileno, donde estuvo una temporada, en 2016 protagonizando el detalle de rezar en el estadio vacío tras clasificarse el equipo en la Copa Sudamericana ante Libertad de Asunción. También proceden del club, dos de los internacionales de origen chileno, Cantillana y Tamburrini, este último destaca: “La gente se siente identificada y orgullosa de ver sus colores representados. Incluso, varios tienen la camiseta”.
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