En noviembre de 2014, Aristegui Noticias publicaba una extensa información fruto de un trabajo de investigación, según la cual el presidente de México, Enrique Peña Nieto, poseía una casa en Las Lomas, Ciudad de México, valorada en 7 millones de dólares. Precisaba que “fue construida a su gusto por Grupo Higa, una de las empresas que ganó la licitación del tren México-Querétaro, y que antes levantó obras en Edomex, cuando él era gobernador”.
El escándalo fue mayúsculo, y Peña Nieto “castigó” al equipo de periodistas, encabezados por Carmen Aristegui. Aun así, al año siguiente el trabajo recibió el Premio Nacional de Periodismo, y el Gabriel García Márquez de Periodismo en el apartado de Cobertura . Nadie pudo desmontar la información, e incluso se pudo comprobar que era cierto todo lo que contaban. El que no se le pudiera encausar, fue otra cosa: su esposa juró que esa casa la había comprado ella con el producto de su trabajo en las novelas de Televisa.
No obstante, ante la promulgación de unas supuestas leyes anticorrupción, el presidente mexicano pidió perdón a los ciudadanos por este episodio. No ha pasado ni un mes y ya se empieza a pensar en que se le volverá a ver en la misma actitud en poco tiempo, porque el prestigioso The Guardian acaba de destapar una nueva propiedad de su esposa, Angélica Rivera: un departamento en Miami, EE UU, que pertenece en parte a Ricardo Pierdant y su empresa, el Grupo Pierdant, quien busca ser contratista para desarrollar puertos en México.
Está situado en una exclusiva zona de Miami Beach conocida como Key Biscayne y está evaluada en más de dos millones de dólares. Según The Guardian, la consorte de Peña Nieto lo viene usando desde el año 2009, un año antes de casarse con él.
Eduardo Sánchez Hernández, coordinador de Comunicación Social de Presidencia, desmintió el mismo día la información: “The Guardian faltó a la verdad con la publicación de la nota en la que alude a la señora Angélica Rivera de Peña”. Asegura que es falso que el departamento referido sea el “hogar” de la señora Rivera en Florida, pues ella misma hizo público que en 2005 adquirió una propiedad, distinta a la que refiere la nota, en el mismo edificio. Respecto a Pierdant, el periódico afirma que es un contratista “potencial” del Gobierno, pero Sánchez dice que “no ofrece un solo dato, documento, o declaración que lo sustente. Es una especulación a todas luces dolosa”. Incluso, afirma que “no ha celebrado contratos con el Gobierno de la República y tampoco participa en algún proceso en curso”.
La nota oficial termina recordando que la misma publicación tuvo que pedir disculpas en el pasado por informar de un asunto que no pudo demostrar. Ahora, esperan lo mismo. Mientras, los mexicanos se preparan para otra “explicación/inspección/montaje” que le permita salir del apuro al matrimonio presidencial.
La popularidad del primer mandatario lleva tiempo bajando como consecuencia de su ineficacia para resolver conflictos importantes. Los casos de corrupción de gobernadores, alcaldes, altos cargos, etc. le salpican a diario. El caso de la nueva propiedad, si es como The Guardian lo cuenta, contribuirá aún más a que caiga en picado. Porque, la señora Rivera reveló en su momento que poseía un apartamento en Miami, sí, es cierto, pero es que la publicación se refiere a un segundo. Ella solo dijo UNO.