Dos pilotos profesionales franceses, José Benavente (49 años) y Benoît Micolon (34 años) fundaron en enero de 2018 la asociación “Pilotos voluntarios” (Pilotes Volontaires) y han comprando con sus ahorros un pequeño avión, el “Colibrí”, un MCR-4S, y desde el 12 de mayo y en los períodos vacacionales efectúan patrullas aéreas en una zona de 150 kilómetros cuadrados de la costa Libia, al norte de Trípoli, para buscar embarcaciones en peligro cargadas de migrantes.
Benavente y Micolon han fundado la organización convencidos de que desde un avión es mucho más fácil detectar embarcaciones en peligro que desde un barco, y también que este tipo de apoyo aéreo era una necesidad en el Mediterráneo donde, según la Organización Internacional para las Migraciones, en el primer trimestre de 2018 han perdido la vida alrededor de 500 personas. “Nos dijimos que era necesario hacer algo. Empezamos con el dinero que teníamos. Hemos abierto una página para recoger donaciones. Pensamos que todo el mundo puede participar”, dice José Benavente en una información que publica el diario francés Le Monde.
Benavente, nacido en Lyon, empezó a madurar el proyecto hace una quincena de años, cuando se encontraba en Guinea Conakry: «Ya entonces se hablaba de náufragos muertos en el océano Atlántico, en travesías entre Senegal y las Canarias”.
El año pasado se puso en contacto con las organizaciones españolas SOS Mediterráneo y Aquarius, dedicadas al salvamento de náufragos y barcos en peligro. Ambas le confirmaron que era una “necesidad esencial” contar un dispositivo, por débil que fuera, de observación aérea. Fue entonces cuando propuso a su amigo Benoît Micolon, la fundación de “Pilotos voluntarios”.
De momento tienen la base en Malta, “por razones técnicas y logísticas”. La idea inicial era instalarse en la isla italiana de Lampedusa “con lo que habríamos ganado diez minutos de vuelo pero había peligro de encontrar siempre fuertes vientos al regresar”
«Pilotos Voluntarios » es una asociación sin ánimo de lucro creada en enero de 2018 con la misión de prestar ayuda las personas que se encuentran en peligro en el mar, apoyada en los Convenios Internacionales existentes sobre el “Derecho del mar. Las personas concernidas son mujeres, hombres y niños exiliados que se encuentran en peligro de muerto cuando hacen la travesía del Mediterráneo.
La asociación, financiada con donaciones privadas destinadas únicamente a los gastos del avión, se ha fundado en el respeto a los Derechos Humanos y la dignidad del Hombre cualquiera que sean su nacionalidad, origen, pertenencia social, religiosa, política o étnica.