Escucho con estupor los comentarios de los presentadores del telediario en televisión afirmando en estos días “ahora que la campaña electoral llega a su fin”… cuando en realidad la campaña oficial empieza este 9 de abril, y durará tan solo dos semanas, hasta el 22 de abril, día en que se vota en la primera vuelta de esta elección presidencial. El “lapsus” de esta periodista francesa es significativo de cómo ha habido una ausencia total de autentico debate y de verdadera campaña electoral en condiciones de igualdad para todos los candidatos.
La realidad es que hace ya mas de un año que Francia se encuentra en estado de “campaña electoral”, y que desde el pasado mes de septiembre los preparativos de las “elecciones primarias” de los partidos mayoritarios han confiscado y monopolizado dicha campaña. La derecha, LR (Los republicanos) primero y el PS, partido socialista a renglón seguido.
El guion escrito por los partidarios de este régimen bipartidista, preveía dos candidatos (favoritos a la elección) “legitimados” antes por una elección primaria, con participación de varios millones de personas. Pero la realidad ha echado por tierra ese guion, y ha puesto de manifiesto la estafa de las elecciones primarias.
En el caso de la derecha, porque el candidato sorpresa (contra los pronósticos de los sondeos) fue François Fillon, quien basó toda su campaña en su supuesta honradez política. Al estallar el “Penelopegate”, la derecha se ha encontrado con un candidato inaudible, que no respeta la palabra dada a sus electores: ”Si yo fuera procesado, renunciaría a ser candidato a la presidencia”. Pues bien, no solo no ha renunciado, sino que adopta cada vez más los temas favoritos de la ultraderecha, incluida la teoría del “complot” contra su persona. La actitud de Fillon ha provocado la división de su familia política.
En el caso de la primaria socialista, los sondeos también se equivocaron, esperaban un Manuel Valls en cabeza, y resultó ser Benoit Hamon el vencedor. Consecuencia inmediata Valls y sus amigos tampoco han cumplido con la palabra dada a sus electores, al retirar su apoyo al ganador y preferir al tránsfuga Emanuel Macron, hundiendo al PSF en la mas grave crisis de su historia desde su reconstrucción en 1971 en el Congreso de Epinay.
La renuncia de Hollande a su propia sucesión, la crisis del PSF y la candidatura Macron al margen del partido del gobierno, han creado por otra parte una dinámica favorable a la candidatura de izquierdas de Jean Luc Melenchon, quien ocupó el terreno anunciando su candidatura desde febrero del año pasado y publicando su programa “El futuro en común”, desde el pasado mes de diciembre.
La crisis de la derecha marcada por el “Penelopegate” y las dudas que pesan sobre Fillon en materia de conflicto de intereses, llevan a una parte de su electorado hacia Macron y a los más derechistas hacia la ultraderecha de Marine Le Pen.
¿Debate electoral o show televisivo?
Mientras tanto, el espectáculo televisivo de once contra once tuvo lugar el pasado martes, 4 de abril de 2017, para ofrecer una fachada de igualdad de oportunidades, con un tiempo de palabra de 18 minutos por candidato, y algunas invectivas más o menos eficaces de unos y otros, a falta de un auténtico debate. En ausencia de conocer verdaderamente los programas de unos y otros, los franceses que vieron el show han podido hacerse al menos una idea de quiénes son y qué defiende cada candidato.
De los dos candidatos de la izquierda parlamentaria, Hamon y Melenchon, es este último quien se afirma cada vez más como el favorito de los sondeos en esa franja de electores de izquierdas. Ambos candidatos sitúan lo humano, lo social y lo ecológico, como prioridad en sus programas.
En la derecha Macron parece imponerse frente a Fillon, mientras que sigue la ultraderechista Marine Le Pen en cabeza. Macron y Fillon son los dos candidatos favoritos en todo caso de la organización patronal francesa. Sigo pensando que dado el peso de los sondeos en la opinión de los indecisos, esas encuestas preelectorales deberían estar estrictamente prohibidas.
Los dos candidatos de la izquierda extra parlamentaria, apuntaron que eran los únicos con un empleo normal y que no son profesionales de la política, Philippe Poutou obrero y Nathalie Arthaud profesora.
Ambos sin veleidades presidencialistas, utilizan la tribuna electoral para difundir sus ideas. Pero fue sobre todo Poutou, del NPA, quien en ese encuentro a once bandas arremetió frontalmente contra “la corrupción de Fillon y de Le Pen”, recordando que “existe una inmunidad parlamentaria, mientras que no existe una inmunidad obrera”.
En la derecha soberanista se dieron a conocer candidatos minoritarios como Nicolás Dupont Aignan, Jacques Cheminade, o François Asselineau, todos ellos anti Unión Europea, pero también el extravagante diputado centrista Jean Lasalle, quienes aportaron su granito de arena al espectáculo. A partir de este lunes empieza la campaña electoral, con igualdad de tiempo de palabra para todos. Más vale tarde que nunca.