Mientras se ha conocido que el Gobierno de Marruecos pagó 1,4 millones de euros en 2017 para sufragar los gastos de varias mezquitas y asociaciones islámicas en España, en el reino alauí la polémica gira en torno a la reciente presencia de un radical predicador egipcio en Rabat.
Mientras que el ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Tawfiq señala a una agencia de prensa española que el «modelo marroquí» de islam está basado en «la tolerancia, la paz y la coexistencia, más el respeto a las leyes ajenas y al orden público», su Gobierno cedía el teatro nacional Mohamed V en la capital marroquí para propagar mensajes de odio y antisemitismo.
Los hechos se remontan al pasado fin de semana cuando el predicador egipcio Omar Abdelkafi pronunció dos charlas los pasados 24 y 25 de noviembre de 2018, invitado por la asociación Al Joud, bajo el amparo de unas conferencias «culturales, literarias y religiosas».
Abdelkafi es conocido por su extremismo, misoginia y discriminación a la mujer musulmana trabajadora a la que cataloga de «pecadora» y que debe cubrirse de los pies a la cabeza. También muestra su odio hacia los judíos, sostiene que trajeron «la corrupción a la historia» además de ser «enemigos del Islam» o que los atentados de París fueron «una comedia a la que los musulmanes están sometidos». Mantiene que los cristianos son «comedores de cerdos» azuzando en su país contra los cristianos coptos, además de no esconder su admiración por Adolf Hitler, citando que usó el Corán para sus discursos.
Un manifiesto titulado ‘No al odio y al extremismo’ solicitaba días antes del acto que no fuera admitido en Marruecos –en Canadá o Italia fue prohibida su presencia y en Egipto no puede predicar en público- y mandaron un escrito al Ministerio de Cultura para garantizar que las instituciones bajo su supervisión no sirvan «de plataforma de eventos que defienden el extremismo, el odio y la supremacía racial».
En este sentido recordaban que el teatro «es un lugar de creación, apertura y preguntas pero no de dogmas y citaban como algunas obras han sido rechazadas para representarse en el escenario mientras se permite esta conferencia».
Los firmantes del manifiesto recordaban que en diciembre se reunirá una conferencia internacional en Marraquech con numerosos jefes de estado y que el próximo año está prevista la visita del papa Francisco, preguntándose qué imagen se está dando cuando se cede un espacio público para predicar el odio y la intolerancia. Esto desmiente «los bellos discursos de un islam abierto y tolerante» señala el manifiesto.
El profesor universitario y militante amazigh Ahmed Assid afirmó que rechazan «la presencia de personas que expresan estas actitudes, delincuentes que no reconocen los logros de los derechos humanos y tratan de crear un conflicto entre los ciudadanos y el estado» por lo que estima que el país puede caer en «una espiral de odio sin fin».
Entre los firmantes del manifiesto ‘No al odio y al extremismo’ se encuentran el escritor y periodista Driss Ksikès; el periodista Abdou Berrada; el editor Bichr Bennani; el abogado Abdelaziz Nouaydi; el activista de Derechos Humanos y economista Fouad Abdelmoumni; el profesor y militante amazigh Ahmed Assid; el periodista Omar Brousky; la exportavoz de la misión de la Unión Africana (UA) y la ONU en Darfur, Aisha El Basri; el abogado Abderrahim Jamaï; el poeta Suleiman al Houari; el abogado y profesor universitario Abdelaziz Nouaydi; el profesor Mohamed Madani; el profesor Abdellatif Fathi; el presidente de la asociación cultural Racines, Aadel Essaadani y el traductor Mohamed Moutawakil.