En el camino hacia la celebración de la Conferencia Mundial de Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible de la Unesco (Mondiacult), que se celebrará en otoño de 2025 en Barcelona, van apareciendo elementos que contribuirán a los resultados.
Nos referiremos a continuación a algunos de ellos, que me parecen importantes.
Mientras el Ministerio de Cultura español continua trabajando en el Plan de Derechos Culturales bajo la dirección de la directora general de Derechos Culturales, Jazmín Beirak Ulanovsky, quien acaba de publicar un libro en Argentina titulado Cultura ingobernable (Editorial Redes de Gestión Cultural); se ha celebrado en Santiago de Compostela, entre el 24 y el 26 de septiembre 2024, el Encuentro número diez de Cultura y Ciudadanía, para hacer un balance de los diez años del Programa Cultura y Ciudadanía y debatir sobre los desafíos que plantea el sistema en los próximos años.
También es interesante una publicación de la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS-SDSN) titulada «La cultura en las iniciativas de desarrollo sostenible. Casos inspiradores de trabajo en ODS en territorios rurales y urbanos», coordinado por Alfons Martinell Sempere y Mª Cristina Heredia Hurtado, con el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
El 20 de septiembre, la presidencia de la Asamblea General de Naciones Unidas presentó un proyecto en la denominada Cumbre del Futuro, a la que ya nos hemos referido en estas páginas. Los líderes mundiales, en su gran mayoría adoptaron un Pacto para el Futuro que podría cambiar las reglas del juego internacional.
En el texto se hacen omnipresentes la cooperación internacional sólida y sostenida, el cambio climático como el gran reto de nuestra época, la defensa de los Derechos Humanos, el compromiso permanente con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, la inversión en las personas o la regulación de la digitalización, entre otras muchas cosas.
En el mismo documento se detallan las acciones a tomar, los objetivos a conseguir, las reformas a llevar a cabo, un borrador de Pacto Mundial Digital y una Declaración sobre las Generaciones Futuras.
Por lo que se refiere a la Cultura, reproduzco la Acción 11. Protegeremos y promoveremos la cultura y el deporte como componentes integrales del desarrollo sostenible:
«30. Reconocemos que tanto la cultura como el deporte brindan a las personas y las comunidades un fuerte sentido identitario y fomentan la cohesión social. Reconocemos también que el deporte puede contribuir a la salud y el bienestar de las personas y las comunidades. Por consiguiente, tanto la cultura como el deporte son importantes factores que facilitan el desarrollo sostenible. Decidimos lo siguiente:
- Velar por que tanto la cultura como el deporte puedan contribuir a un desarrollo más efectivo, inclusivo, equitativo y sostenible, integrar la cultura en las políticas y estrategias de desarrollo económico, social y ambiental y garantizar suficientes inversiones públicas para proteger y promover la cultura;
- Fomentar una mayor cooperación internacional para que se vuelvan o restituyan a sus países de origen los bienes culturales con valor espiritual, ancestral, histórico y cultural, como obras de arte, monumentos, piezas de museo, manuscritos y documentos, entre otros, y alentar encarecidamente a las entidades privadas pertinentes a que hagan lo mismo, incluso mediante el diálogo bilateral y con la asistencia de mecanismos multilaterales, según proceda; y
- Promover y apoyar el diálogo intercultural e interreligioso para reforzar la cohesión social y contribuir al desarrollo sostenible».
A buen seguro que la Unesco tomará nota para Mondiacult 2025 y también debería hacerlo el Ministerio de Cultura español.
Por otra parte, los ministros de Cultura del G7, reunidos hacia el 20 de septiembre, adoptaron la Declaración de Nápoles, lo que representa un paso decisivo hacia la integración de la cultura en las políticas sociales y económicas de las mayores economías del mundo y la contribución de la Unesco como socio multilateral de primer orden.
En palabras de Ernesto Ottone R., subdirector General de Cultura de la Unesco: «La adopción de la Declaración del G7 es un claro compromiso de los líderes mundiales con la cultura. Los derechos culturales deben protegerse, afirmarse y promoverse al más alto nivel de las políticas y la toma de decisiones. Junto con sus asociados, la Unesco está intensificando sus esfuerzos para establecer la cultura como un objetivo independiente en la Agenda de Desarrollo Post-2030».
Además de las referencias a la vulnerabilidad de la cultura ante los desafíos globales, como el cambio climático, la Declaración de Nápoles se refiere al aumento del tráfico ilícito de bienes culturales y la necesidad de luchar contra el mismo. En palabras de Ottone: «Con la inclusión de una sección dedicada al tráfico ilícito, la Declaración de Nápoles da testimonio de la creciente conciencia de que el tráfico ilícito socava la seguridad y la estabilidad mundiales. La Unesco sigue apoyando a Los Estados para que afronten este desafío como una responsabilidad común».
Otra referencia para Mondiacult 2025
Cuando escribo estas líneas ha comenzado en Cali (Colombia) la Conferencia de Naciones Unidas sobre Diversidad (COP 16) con el lema «Paz con la Naturaleza»; reunión internacional sobre la que próximamente hablaremos en estas páginas.
En esta cumbre se desarrollan numerosos eventos culturales que demuestran la riqueza cultural del país y coincide con la elaboración, por parte del Ministerio de Culturas, del Plan Nacional de Cultura 2024-2038: «Cultura para el cuidado de la diversidad de la vida, el territorio y la paz». El Gobierno colombiano debería llevará también algunas conclusiones de la COP 16 a Mondiacult 2025.
Por lo que se refiere a los organismos iberoamericanos, la organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), que esta semana recibe el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, ha lanzado el Programa Iberoamericano de Industrias Culturales y Creativas para impulsar la economía de la región desde su potencial cultural.
Por otra parte, la OEI se ha ofrecido al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y al director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, para colaborar en la organización de Mondiacult 2025, poniendo el foco en la incidencia de la Inteligencia Artificial en la creación cultural.
La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), que coorganizará con la Unesco uno de los Foros de Mondiacult 2025, ha organizado con la Fundación Gabeiras el segundo Congreso Iberoamericano de Derecho de la Cultura en la Universidad de Tlaxcala (México), con participación de especialistas de todos los países iberoamericanos, en el que se han debatido propuestas relativas a la promoción, protección y acceso equitativo a la Cultura, con el objetivo de que Iberoamérica se consolide como una región pionera en la defensa del derecho a la cultura como bien público.
Entre las propuestas destacadas:
a) Impulsar la necesidad de abordar el desarrollo de marcos normativos relativos al derecho a la cultura en los documentos resultantes de la Mondiacult 2025;
b) Proponer mecanismos de financiación para favorecer el ejercicio del derecho a la cultura;
c) Dedicar atención especial a las tecnologías emergentes; y
d) Subrayar la vigencia de la Carta Cultural Iberoamericana y la importancia del Espacio Cultural Iberoamericano de la SEGIB.
Por último, señalamos que en el Ministerio de Cultura español Isaac Sastre, quien deja la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes siendo sustituido en la misma por Ángeles Albert. se encargará precisamente de la coordinación de los preparativos de Mondiacult, reforzando los lazos con la Unesco.