Saber tener iniciativa y espíritu emprendedor

Este país de países al que llamamos España nunca llegó a codearse con los gigantes de su entorno en los siglos recientes por culpa de la falta de emprendedores, de gentes como el editor y papelero español Nicolás María de Urgoiti (nacido en Madrid en 1869 y muerto en la misma ciudad en 1951).

Lo escucha en una de sus clases de Doctorado y hace como que lo que acaba de ser pronunciado es la típica expresión de profesor hecha para gustarse, para mostrar su divino talento, su inmensa capacidad de análisis, su categoría.

La clase ha acabado hace un buen rato y él duerme en el vagón de tren que le lleva a su casa. Y Urgoiti, el emprendimiento y el tan traído y llevado fracaso español se quedan agazapados en su memoria y flotando en las aulas de su facultad…

Hasta que décadas después, cuando él es ya editor, de libros de texto también, recibe el encargo de cuidar la publicación del libro de una nueva asignatura dedicada a promover la capacidad de emprendimiento entre los alumnos de Secundaria. Una asignatura menor que es una novedad en el inmenso mar de aprendizajes al que los chavales de la edad de sus hijos se han de enfrentar en tiempos escolares. Y entonces Urgoiti y aquel profesor que era, claro, un maestro, regresaron desde aquellos huecos donde la memoria había decidido guardarlos para posarse una vez más en las aulas ya antiguas y llevarle a él hasta ellas para más tarde transmitir qué es lo que de verdad tienen que comprender los chavales.

Editar es ayudar a que quien quiere saber sepa lo que en realidad no sabe que sabe, es trasladar desde los maestros la sabiduría hacia los alumnos, hacia los lectores, hacía los dueños verdaderos de las palabras.

Lo que acabas de leer es un relato mío llamado Urgoiti. Viene a cuento porque te quiero hablar de una de las competencias que el sistema educativo considera esenciales. Una competencia que goza de muy mala fama entre quienes ven en el capitalismo la más pura maldad, una maldad inequívoca. Voy.

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Las competencias clave en el sistema educativo español

El sistema educativo español se consolida como el instrumento civil por medio del cual se procura, por medio de la enseñanza, el aprendizaje social de una serie de competencias, que no son sino conocimiento en la práctica.

Ese conocimiento, esas competencias clave, se logra participando activamente en determinadas prácticas sociales. Se trata de un saber hacer que tiene su correlato en contextos no meramente académicos, sino principalmente sociales y profesionales. 

Es lo que dice la ley, es lo que se trasluce de cuanto está escrito en la Orden ECD/65/2015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato.

Esas competencias clave son siete: la de comunicación lingüística; la competencia matemática, científica y tecnológica; la competencia digital; la de aprender a aprender; la social y cívica; la relativa a la conciencia y expresión cultural; y la del sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor para transformar las ideas en actos. Esta última es la que viene al caso, y en la que me extiendo mínimamente…

Saber cómo emprender y saber emprender éticamente

Aunque el objetivo esencial de esta competencia es llegar a tener “la capacidad de reconocer las oportunidades existentes para las actividades personales, profesionales y comerciales”, conviene atender a una matización esencial. Comprender la razón de ser y el funcionamiento de los agentes económicos, saber idear, diseñar, comunicar y poner en marcha un plan encaminado a la creación de una empresa no lo es todo. La competencia emprendedora pretende que quienes la adquieran sepan entender y promover “la postura ética de las organizaciones [y adquirir] el conocimiento de cómo estas pueden ser un impulso positivo”.

Saber analizar, planificar, organizar, gestionar, decidir, adaptarse y resolver son habilidades sociales que la competencia del sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor para transformar las ideas en actos promueve especialmente. Y por si fuera poco, dicho conocimiento requiere otra serie de habilidades, asimismo sociales, tales que saber comunicar, negociar, trabajar tanto individualmente como dentro de un equipo, saber liderar pero también delegar, pensar críticamente y ser responsable.

Vemos que no se busca crear explotadores que hagan surgir en la sociedad civil una nueva clase de tiburones que se aprovechen de las numerosas fallas del capitalismo real. No. 

Tener autoconfianza, aprender a desempeñarse en la incertidumbre, saber asumir y gestionar el riesgo no son sólo virtudes de un depredador social, son las propias de aquellos tipos que como Urgoiti escasearon en los años en los que más necesitó este país de países de ellos. Y de cualquier ciudadano que quiera prosperar en la sociedad civil a costa de hacer prosperar a esa misma sociedad civil. 

Así que una competencia de las que el sistema educativo español promueve que desarrolle actitudes y valores como la innovación, la creatividad, la imaginación, el autoconocimiento y la autoestima, la autonomía o independencia, el esfuerzo, la iniciativa (eso que tantos llaman ahora pro-actividad)… todo ello en la vida privada y en la social, además de en lo profesional, una competencia así, digo, que fomenta la determinación a la hora de cumplir los objetivos, personales o comunes a los de otros, es una competencia imprescindible para los tiempos que vienen. para estos tiempos que no van a tener paciencia con nosotros y ya están aquí. A las puertas del presente.

José Luis Ibáñez Salas
Editor de material didáctico para diversos niveles educativos en Santillana Educación, historiador y escritor. Director de la revista digital de divulgación histórica Anatomía de la Historia, es autor de El franquismo, La Transición, ¿Qué eres, España?, La Historia: el relato del pasado y La música (pop) y nosotros (publicados los cinco libros por Sílex ediciones), fue socio fundador de Punto de Vista Editores y escribe habitualmente relatos (algunos de los cuales han aparecido en el blog literario Narrativa Breve, dirigido por el escritor Francisco Rodríguez Criado) y artículos para distintos medios de comunicación, como la revista colombiana Al Poniente o las españolas Nueva Tribuna, Moon Magazine y Analytiks. Tiene escrita una novela y ha comenzado a escribir otras dos.

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