Vivamos en el comienzo del nuevo estadio con el afán de resolver los enigmas sencillos que nos aclaran lo que merece la pena.
Nos hemos de llevar al origen de esas esencias que nos pueden explicar lo que nos puede influir en positivo. Intentémoslo.
Nos permitamos que el hastío nos pueda. Comuniquemos lo que tiene sentido y lo que no y caminemos por las sendas más hermosas.
Volvamos por los itinerarios que nos enseñan a amar y a perdonar desde una existencia sencilla y, a la vez, apasionada.
Hemos de observar para entender. Potenciemos la intuición como cimiento de una verdad que debemos compartir. Nos hemos de serenar día tras día.
Juzguemos lo que sucede con respuestas a las dudas, que nos han de permitir conectar lo que tiene interés. Procuremos ser dichosos. Es la base y el destino. Ha de ser.