Investigadores españoles han sido capaces de desarrollar un sistema de evaluación para medir el llamado síndrome visual informático, un nuevo cuadro clínico que afecta al 80 % de la población que pasa más de ocho horas frente a un ordenador.
A las horas de trabajo tenemos que sumarle la exposición al móvil y a la tableta, junto con las horas de televisión. Los síntomas comienzan con visión doble, dificultad para enfocar, visión borrosa o fatiga visual. En otras personas hay que añadir los síntomas producidos por el ojo seco: picor, fotosensibilidad e incluso dolor de cabeza.
Por ello, el departamento de óptica, farmacología y anatomía del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de Alicante, ha elaborado un cuestionario validado científicamente, en el que se abordan 16 temas para medir la frecuencia e intensidad de los síntomas. Este modelo se utilizará en consultas médicas, mutuas, universidades y hospitales para encontrar a los pacientes que padecen esta patología que hasta ahora no ha tenido una clínica tan específica.
De esta forma, en las empresas se podrán abordar los síntomas de los pacientes y se podrá rellenar el cuestionario para detectar el síndrome visual informático.
Dada la expansión de la tecnología de la información en las dos últimas décadas, casi el 80 % de las personas estudian o trabajan con dispositivos electrónicos que les ayudan en el día a día, a los que hay que sumar a los adolescentes y, ahora, a niños de corta edad que son expuestos a estos aparatos en la primera década de la vida. Este síndrome, que es muy acusado en las mujeres a partir de 50 años tras la menopausia, y también en personas que utilizan lentes de contacto blandas, se ha conocido siempre como fatiga visual. Es frecuente también entre los funcionarios, aproximadamente un 70 % de las personas, así como el profesorado, o el sector sanitario, que acusa un 60 % de esos síntomas. Estos datos han sido reflejados en varios estudios de revistas científicas, como el Journal of Clinical Epidemiology, Ophthalmic and Physiological Optics o el Journal of Occupational Health.
Para prevenir este síndrome, los expertos recomiendan hacer descansos cada 20 minutos de exposición a las pantallas, y mirar durante 20 segundos a 20 pies (unos seis metros).
Mediante esta norma, 20/20/20, parpadeamos más, enfocamos al infinito y evitaremos por tanto el picor y la irritación.
Si además ajusta el ángulo de visión del monitor unos 15 grados por debajo de los ojos a una distancia mínima de 50 centímetros, e ilumina bien la estancia, los síntomas bajarán notablemente.
Asimismo, se ha observado una relación importante de este síndrome con el aumento de la miopía en menores de diez años. La sustitución de los libros por las tabletas, el abuso de los videojuegos y ahora también de los móviles que manejan los niños a tan corta edad, les impide enfocar al infinito y, por tanto, el impacto y aumento de la miopía que se está viendo en las consultas obedece a este tipo de niño que, en vez de correr, jugar y enfocar sus ojos lejos cada día, solamente ven a unos diez centímetros de distancia durante más de ocho horas. Estas son las primeras consecuencias. En unos años sumaremos alguna otra.
En cualquier caso, ante la mínima sospecha, picor, cansancio, tensión, visión borrosa, etc, que tenga, debe acudir a un oftalmólogo, no a un óptico, a que determine por qué tiene esos síntomas. Una vez que haya sido diagnosticado, debe acudir a un óptico para que le haga las gafas si las necesitara. Con la vista no se juega, y nunca escatime a la hora de comprar unas buenas lentes.