Todos sus patitos evoca por su título algo muy civilizado, pero estamos en el bosque y todo son peligros. Ya al entrar, percibimos despacio una música compuesta de sonidos que no son nada inocentes, aunque sí lo sean los que los producen: un palo sobre el hueco de un tronco, una caña que sopla en el agua, unos trozos de goma que figuran el corazón y el estómago con su bombeo incesante y su rugido ancestral, que hay que ver lo cerca que están los dos en el bosque, el corazón y el estómago, casi se confunden, ya veremos. Todo incita a recogerse y a observar, dan tiempo los que los producen, nada se precipita.
Y entonces empieza la historia de un zorro y un pollo recién salido del huevo, es un patito amarillo que nos dará todo tipo de sorpresas, menuda pieza. El zorro piensa en zampárselo, qué tierno, pero el pollito le sorprende con un Pa-pa. o eso entiende él, y está perdido. Qué se yo qué onomatopeyas se trae el patito aprendidas, a lo mejor llama a mamá Pata con su lengua de trapo, pero el zorro entiende Pa-pa, se ablanda (como todos los hombres al oír decir Papá) y ya no se lo come. Está perdido, sus tripas rugen (el corazón y el estómago van juntos) pero no se lo come y sigue hambriento, el hambre es fea, hace malos a todos menos a un Papá.
El patito no se queda quieto y sale, se pierde, el padre zorro lo busca, se angustia, vuelve a casa sin él por si ha vuelto… Ha vuelto pero acompañado, ha ligado, no se ha privado de nada, y a pesar de las desavenencias, aumenta la prole y aumenta la familia del zorro. Buena la hizo, ahora sus rugidos hambrientos molestan a la nuera Pata. Llegan a un pacto, ya son ocho en casa, el hijo no hace más que perderse y ligar, el padre los adopta a todos.
Todos sus patitos es un canto a la paternidad, a las relaciones paternofiliales entre seres tan distintos que se reconocen en esa dependencia afectiva, en ese sentido de la pertenencia tan necesario para crecer. Supongo aquella loba que amamantó a Rómulo y Remo en las colinas de Roma se lo pensó antes de ceder, si comérselos o no.
Pero esto es una fábula preciosa para niños basada en el cuento de un gran escritor. Una fábula cuya representación fue premiada con el Draco d’or en la Feria de Titules de Lleida, pero una fábula en la que también los adultos pueden tener su visión de los hechos: el zorro padre acaba queriendo tanto a su familia de patitos, que verá ocupada por completo su casa, ya es un ocupa en su propia casa. Y a la larga a la larga, tal vez acaben operándole de ese rugido tan molesto que no deja dormir a la nuera. Todo antes de pensar que él también tiene que comer.
- Título: Todos sus patitos
Actores: Paloma Leal y Ramón Enríquez
Escenografía e iluminación: Arturo Ledesma y Baychimo Teatro
Espacio Sonoro: Fernando Pérez
Baychimo Teatro
Fecha: 3 de septiembre de 2016
Sala Tarambana (Carabanchel)