Hay una serie británica de este año peculiarmente odioso, 2020, titulada Trigonometry que resulta sorprendente por su simple complejidad filmada con la tranquila habilidad de unos artistas sencillos, capaces de conmover (levemente) sin la exuberancia de lo excesivo.
Dirigida por Athina Rachel Tsangari y Stella Corradi, creada y escrita por Duncan Macmillan y Effie Woods, Trigonometría (el título en castellano que inexplicablemente nadie emplea para hablar de ella) se sostiene sobre todo por las magníficas interpretaciones de todos sus actores, especialmente las del trío protagonista, Gary Carr, Ariane Labed y Thalissa Teixeira, pero también por la suave y discreta fotografía de Sean Price Williams.
Ocho episodios de 44 minutos cada uno. Algo menos de seis horas. Y una palabra: delicadeza. Otra: riesgo. Una tercera: acierto, éxito (no hablo de público, sino de éxito a la hora de proponer, artísticamente, y obtener, artísticamente, lo que se pretendía).
Trío, triángulo: trigonometría. La utilidad de los triángulos. Matemáticas. Vida. Una serie sin malos.
A favor:
«Con un humor asordinado, pasajes de intensidad emocional que se mantienen lejos de los excesos demagógicos y un trío de intérpretes prodigioso, Trigonometry es una de las muy buenas series que nos ha regalado este 2020» (Diego Batlle: OtrosCines.com)
En contra:
«Tiene un ritmo glacial pero hace un retrato completo de tres treintañeros. Es interesante y detallada, aunque no es inmediatamente estimulante». (John Doyle: The Globe and Mail)
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