Miras de lejos, intentando ver lo que sucede. Todo anda un poco alterado. Los deseos no siempre se cumplen. A veces rozan lo elucubrado, y en otras caen. Mi impresión es que nada ocurre en balde. Todo nos mejora si queremos que sea así. Nos hacemos libres, si apostamos por serlo, si pugnamos por un cambio de paradigma.
El desafío es diario, constante. No sé si es bueno o malo: es así. Lo importante es que lo superemos, que le ganemos la partida a cada novedad, a cada reto, a cada vicisitud, aunque sea pequeña, aunque vayamos poco a poco. No hay prisa: la paciencia, como la tolerancia, son bases que brindan porvenir.
Respiramos. Empieza, casi sin darnos cuenta, un nuevo día, y hemos de apreciar en él que es irrepetible. Lo debemos querer y defender como tal. Hay una oportunidad aguardando en cualquier resquicio. Hemos de estar pendientes y preparados por si llega la inspiración. Seguro que todo irá bien. Creer es poder. Por cierto, lo que decimos no vale únicamente para hoy. Mañana, igual o mejor.
Al encuentro
De esta guisa, con estos pensamientos, voy al encuentro de los míos, de quienes se fueron estando a mi lado más de lo que a veces percibo. Voy a contarles que todo mereció la pena, hasta los malos momentos, puesto que nos enseñaron a seguir adelante sin hacer daño a nadie.
Voy a contarles lo que hago, que lo saben. Les hablaré de mis amores, de mis desasosiegos, de las calmas y tormentas, de los balances extraños, de las crisis perennes, de las dudas y de los aciertos, que nunca son por casualidad.
Hoy es un día de encuentros, de recuerdos, que no me saben a dolor, sino a raticos de gracia que nos brindaron los dioses y los duendes que nos configuraron en la amistad, como familia.
Es, esta jornada, muchas como ésta, puede que ésta de manera especial, un alto en el camino para reconocer que somos tan frágiles como fuertes, y que, aunque seamos polvo, como recordaba el soneto, somos, fundamentalmente, polvo enamorado.
Gracias por la energía que me otorgáis con vuestro amor, el de antes, el de siempre. Besos.