Soraya Sáenz de Santamaría nos ha vendido un estado atropellado por una legión de parados defraudadores.
Lucas León
Soraya Saenz de SantamaríaLa vicepresidenta, con cara de fascista recién duchada, ha multiplicado casi por diez, y de su propia cosecha, los datos que le había facilitado la Agencia Estatal de Empleo.
La realidad es que el 72 % del fraude fiscal en nuestro país, casi 90.000 millones de euros, corresponde a las empresas incluidas por obra del Espíritu Santo en el IBEX 35 y que este fraude no consiste en olvidarse del DNI cuando se va a cobrar la sopa con caldo (513 euros de promedio) que supone el desempleo, para los que esta pájara castellana, llama, “defraudadores”.
Sorayita se crío en los cuarteles del franquismo rancio y en los aledaños de los tricornios golpistas, y de eso va.
Esta pelapatatas de la verdad acaba de atravesar el delgado tabique que delimitaba a los miembros de su Gobierno que no habían mentido en público y en el lugar que dicen que radica la soberanía popular, la pobre. Su presidente, un presunto con barba, ya se había hartado de pecar, en público y en privado, contra este mandamiento de la ley de su Dios. Y el ministro o pararrayos Montoro, cada vez que abre la boca.
Claro, que cada uno trata de ser feliz a su manera, y Mariano vive en el nirvana – o pedorreta- de la “recuperación de la crisis”, Montoro en el chute de los salarios “creciendo moderadamente” y la hija del tricornio achacando la culpa del fraude nacional a los pobrecitos parados.
Me pregunto si estos seres, impasible antes la desdicha individual y colectiva no serán sino el paradigma de Ícaro hundiéndose en el abismo.
Por lo pronto, dos de cada tres de sus votantes, ya no los votarían.