La insuficiencia venosa describe la dificultad que tienen las venas de las extremidades inferiores para empujar la sangre hasta el corazón. Si se hinchan como consecuencia de lo anterior, la circulación se complica y se acumula en las llamadas varices.
Para conocer este cómo se originan, hay que entender este largo proceso que tiene lugar en la circulación de retorno: la sangre que transporta el oxígeno desde el corazón a todo el cuerpo por las arterias, una vez que llega a cada órgano y tejido, libera dicho oxígeno y regresa al corazón por las venas. La gravedad en este caso no nos ayuda, dado que debe ascender desde las piernas hasta el corazón y si falla este mecanismo y se queda estancada las paredes de las venas se dilatan y aparecen las varices en mayor o menor grado.
Las varices aparecen de forma caprichosa porque no siempre las personas que están mucho tiempo de pie las padecen. En otros casos, debuta en personas con cierta obesidad, en embarazadas, en pacientes con trombosis, tromboflebitis y en personas que hacen vida sedentaria.
El inicio que es brusco en la mayor parte de las ocasiones supone un dolor intenso y una hinchazón (llamada edema), además de calambres o sensación de un peso importante en las extremidades. En algunas personas existe la posibilidad incluso, de tener manchas en la piel o úlceras antes de ver la variz como tal.
Un vez que aparecen es muy complejo que puedan desaparecer aunque pongamos un remedio para ello. Lo adecuado es que no suceda y se eviten determinadas cuestiones que son fáciles de abordar para cualquier persona.
Desde evitar el calor directo (brasero, saunas, radiadores, manta eléctrica), hasta caminar o hacer ejercicio moderado a diario, (es suficiente con subir escaleras). Se debe beber mucha agua, (al menos, dos litros al día) y se debe tener una alimentación libre de fritos y grasa.
No ayudan las botas apretadas, calcetines, pantalones ajustados y prendas que impidan la libre circulación de la sangre. Es conveniente, sobre todo en las mujeres maduras, tener siempre algo de cuña y elevar el talón (tres centímetros es suficiente). Los zapatos altos o los tacones de aguja no ayudan si ya se tienen varices.
Existen cremas de efecto frío en el mercado que mejorar la sensación de pesadez y rigidez de las piernas, aunque no curan en el estricto sentido de la palabra. De igual forma, las personas que ya las tienen, pueden ayudarse (al finalizar la ducha de la mañana), darse un chorro durante unos minutos con el agua muy fría. También pueden comprar medias de compresión que empujarán la sangre hacia arriba y tendrán la sensación de leve mejoría (sobre todo en personas que permanecen de pie por su trabajo).
Es aconsejable también realizar ejercicios ex profeso que puede recomendarle un fisioterapeuta para aliviar los dolores intensos que puede tener llegado el caso.