La llamada circulación venosa o de retorno está constituida por una red de venas cuya función es llevar sangre de los diferentes tejidos hacia el corazón. Existen dos sistemas venosos; por un lado, la red venosa profunda y por otro la superficial. El sistema venoso profundo se localiza entre los músculos y en términos generales, estas venas van acompañando a las arterias y forman la red venosa principal en donde confluyen las venas cava superior e inferior que desembocan en el corazón. Cuando padecemos una insuficiencia venosa crónica se manifiesta por las varices o porque nos han determinado que tenemos una trombosis venosa profunda.
En España más de tres millones de personas tienen en la actualidad varices y alrededor de 250.000 presentan úlceras debidas a la insuficiencia venosa crónica.
Estas varices se pueden considerar entre las diez enfermedades más frecuentemente diagnosticadas en España y la cirugía de las mismas, es una de las más comunes del mundo occidental.
No existe realmente una causa única para tener varices si bien, algunos factores genéticos o hereditarios son importantes a la hora de tenerlas. De igual forma, los factores hormonales asociados, sobre todo, a los cambios en los niveles de estrógenos, pueden colaborar a la hora de la aparición de dicha enfermedad. En las mujeres hay que destacar que cuando ya tienen la menopausia se gravan y curiosamente aparecen durante la menarquía (primera menstruación) en muchas de ellas.
Tanto los anticonceptivos orales como el mero hecho de tener un trabajo que exija estar de pie mucho tiempo favorece que las mujeres sean las pacientes que más acusan tener varices incluso siendo muy jóvenes. En el mismo sentido, el mero hecho de tener un embarazo o tener cambios hormonales bruscos pede hacer que la circulación de retorno no sea la debida. Otros factores, como el calor, la exposición directa al sol, los baños calientes, las saunas, las depilaciones con cera caliente, pueden hacer que se padezcan antes de tiempo.
Los síntomas clínicos que refieren los pacientes están relacionadas con una pesadez o sensación de dolor a lo largo del día, sobre todo, al final del mismo.
Calambres, quemazón y otras sensaciones molestas como pinchazos o dolor agudo en alguna zona de las piernas son lo que refieren los pacientes así como la retención de líquidos que es importante. En situaciones avanzadas se pueden atisbar cambios de color en la piel en forma de manchas marrones (dermatitis ocre) y al inflamarse la piel se llega a tener falta de elasticidad con lo cual se desarrolla también la llamada dermatosclerosis. En algunas personas existen casos de ulceraciones de compleja curación y varices que pueden ser tronchales, reticulares o varículas así como teleangiesctasias que se presentan por debajo de la piel.
Para ayudar a la circulación de retorno es conveniente si se trabaja sentado, poner los pies en alto el mayor tiempo posible, bien con un reposapiés o con una banqueta. Se debe evitar el sobrepeso; beber dos litros de agua al día y en verano un litro más; hacer ejercicio utilizando las piernas, bien subiendo escaleras o bicicleta estática si no se puede caminar; elevar la cama unos 20 cms. y evitar ropa y calzado ajustado. En este sentido, evitar el tacón o llevar una pequeña alza será suficiente para notar mejoría.
Si se acusa un empeoramiento, dolor agudo, pesadez durante todo el día, calambres musculares en la noche, edema en los tobillos o cansancio crónico, acuda a un médico angiólogo, especialista en vascular para que determine qué es lo que está sucediendo. Es importante, no lo deje.