El Museo Reina Sofía presenta una de las exposiciones más completas del artista sudafricano Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017
En octubre del año pasado William Kentridge (Johanesburgo, 1955), un artista poco conocido en España pero de una proyección internacional a la altura de los más grandes contemporáneos, recogía de manos del rey Felipe VI el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017.
En el museo Reina Sofía de Madrid se puede ver estos días con el título de “Basta y sobra” una exposición retrospectiva de Kentridge a partir de la fusión de su obra plástica con los trabajos escenográficos que el artista viene elaborando desde hace años en teatro, ópera y performance.
La exposición del Reina Sofía reúne materiales en los que se muestran estas sinergias entre la obra plástica y la escenográfica del artista sudafricano. Los orígenes hay que buscarlos en los años universitarios de Kentridge, cuando era actor, director y escenógrafo de obras críticas con el apartheid (su padre es un famoso abogado que defendió a Desmond Tutu y a Mandela), y en sus estudios en París con el mimo Jacques Lecoq. De regreso a su país en 1982 continuó con el teatro e hizo también trabajos para el cine y la televisión mientras desarrollaba una actividad paralela de artista plástico que fue reconocida en la Bienal de Johanesburgo de 1995 y en la Documenta X de 1997.
De todas estas experiencias surgió una actividad multidisciplinar en la que Kentridge combina todas esas facetas, desde el dibujo, el collage, el grabado y la escultura con el cine, el teatro, la ópera y el videoarte. Todos estos lenguajes conviven en la obra de Kentridge, y su combinación resulta ser una de las manifestaciones más originales y creativas del arte contemporáneo.
Los personajes como encarnación crítica
Esta exposición del Reina Sofía se organiza en torno a un recorrido transversal en el que varias historias de un solo protagonista (Woyzek, Ulises, Fausto, Ubu, Lulú) se entretejen en realidades complejas donde se critica la tiranía, el autoritarismo o la corrupción en universos distópicos que remiten con frecuencia a Johanesburgo. Así, Woyzek, el soldado de la obra de Georg Büchner, se transmuta en el obrero de raza negra que protagoniza la obra teatral “Woyzek on the Highveld”, en el grabado “Double Shift on Week-ends Too” y en el actor principal de la nueva versión que Kentridge hace de la ópera “Woyzek” de Alban Berg.
A través del Fausto de William Kentridge, que el artista sitúa en África, retoma el personaje de la obra de Goethe para hacer una crítica al colonialismo y a la esclavitud en aquel continente. Mientras, Ubu, el personaje creado por Alfred Jarry, le sirve a Kentridge para denunciar el contexto sudafricano en el que se desarrolló el apartheid, y la ópera “Il Ritorno d’Ulisse in Patria” de Monteverdi, para mostrar un Ulises frágil y vulnerable que agoniza en un hospital de Johanesburgo, en quien se encarnan valores y circunstancias universales e imperecederas. Por su parte, para la ópera “The Nose” (La nariz) de Shostakóvich, basada en la historia de Nikolái Gogol (se concibió como una crítica encubierta al gobierno bolchevique), Kentridge realiza una serie de treinta grabados y ocho películas cortas en las que reflexiona sobre la jerarquía social y la dictadura. A partir de la conflictiva sicología de Lulú, la protagonista de la ópera de Alban Berg, Kentridge se enfrenta al machismo y la misoginia.
- TÍTULO. Basta y sobra
- LUGAR. Museo Reina Sofía, C/. Santa Isabel, Madrid
- FECHAS. Hasta el 19 de marzo (19:03:2018)