Este verano he tenido oportunidad de asistir en Asturias a varias asambleas de Podemos. Lo hice, fundamentalmente, por el interés que un periodista sin prejuicios debe experimentar ante un movimiento político tan fulgurante y con tantas expectativas de cuajar en un amplio sector de la población española. Estamos ante un fenómeno que puede cambiar el futuro inmediato de España y dar al traste, de modo definitivo, con el llamado régimen del 78, identificado por buena parte de la ciudadanía con la corrupción y la falta de porvenir de más de la mitad de la juventud.
Las convocatorias en las que estuve presente en Gijón me han servido para apreciar un ánimo de trabajo y de ilusión notables entre los reunidos, así como las dificultades que comporta organizar una formación política de carácter tan participativo como quiere tener y mantener Podemos. El partido tiene actualmente más de cien mil afiliados en España, con Madrid, Andalucía y Cataluña a la cabeza, mientras que en Asturias supera los cuatro mil (4284), casi más del doble que Izquierda Unida (2300).
Estos datos deberían bastar para que IU no se quede atrás o al margen del nuevo itinerario que marca el naciente partido político. ¿A qué se espera para hacer posible un frente de la izquierda real para participar unido en las próximas elecciones municipales? Acaban de ratificar ese deseo los militantes de ambas formaciones, casi un 90 por ciento entre los militantes de Izquierda Unida y un 70 por ciento entre los afiliados de Podemos.
Coincidiendo con los resultados de esa encuesta hecha por la SER, el diario El Mundo publicaba el pasado domingo una entrevista con Juan Carlos Monedero en la que éste desestimaba que su movimiento fuera a ser la UCI de ningún partido del régimen del 78. No se refería al PSOE, porque la pregunta de la periodista se centraba en la posibilidad de un pacto con Izquierda Unida.
Otra información ha dado cuenta estos días de que en el despacho del director del periódico, Monedero -según versión de García Abadillo- dijo que el futuro de IU era desaparecer o convertirse en un partido insignificante, algo que el periodista aprovechó de inmediato para escribir el artículo correspondiente. Una vez publicado, Juan Carlos Monedero se apresuró a escribir en su cuenta de Twitter que no había dicho tal cosa y que «Abadillo tenía otra receta para frenar a Podemos: azuzar a @iunida. Que nadie nos ponga a pelearnos. El enemigo es la casta. IU no lo es».
Todo esto ha ocasionado el correspondiente revuelo en las redes sociales y me parece que el segundo líder de Podemos está obligado a aclarar de modo más pormenorizado sus declaraciones al respecto, que tan beneficiosas podrían ser para la casta, sobre todo después de que las militancias de ambas formaciones se hayan expresado con gran sentido común y de modo tan resuelto y mayoritario.
PS.- También creo que Monedero o alguien de Podemos debe dar una respuesta a la sesgada lectura que hace del programa de ese partido el escritor Rafael Reig en ElDiario.es
Me parece oportuna tu aclaración, Arturo, y es digna de tener en cuenta a la hora de evaluar el número de militantes, pero supongo que en lo demás debería haber coincidencia en lo que expongo. Gracias por tu puntualización, justa y precisa. Un abrazo cordial.
Félix, yo soy militante de IU y pago, para mantener el trabajo de la organización, 120 € al año. Mis padres son jubilados, y pagan 20€ al año (como parados, estudiantes…).
¿Cuántos militantes tendría Podemos, si tuvieran que domiciliar una cuenta y pagar aunque fueran 20 € al año?
Esto sólo viene a cuento por la moda periodística por medir las organizaciones por su número de afiliados.
Un abrazo