La Iglesia Protestante Unida de Francia celebró su primer Sínodo, fruto de la unión de las dos históricas comunidades protestantes en junio de 2012.
El pasado 11 de mayo se celebró en Lyon el primer sínodo de la Iglesia Protestante Unida de Francia, formada por la fusión de dos comunidades protestantes francesas: la Iglesia Reformada (calvinista) y la Iglesia Evangélica Luterana.
A pesar de la conocida laicidad republicana, estuvo presente el ministro del Interior, Manuel Valls, que valoró el acontecimiento como un “momento importante en la historia de nuestro país”, y subrayó los principios de tolerancia, apertura y responsabilidad individual comunes con los valores de la República francesa.
Se trata de dos confesiones clásicas, nacidas del espíritu reformista del siglo XVI, separadas por razones teológicas. La Iglesia reformada, nacida a su vez de la fusión de varias comunidades en 1938, cuenta unos 300.000 miembros; la luterana tiene alrededor de 35.000 fieles. Ambas se declaraban desde hace tiempo “en plena comunión”, es decir, de acuerdo sobre lo esencial de la fe cristiana y de la vida de la Iglesia, reconociendo la legítima diversidad de sus tradiciones.
En cierto modo, la unión refleja el deseo de reafirmar el sentido del protestantismo histórico, frente a las nuevas formas del evangelismo, que es la rama protestante que más crece en Francia.
UNA SOCIEDAD QUE PIDE POSICIONARSE
Los protestantes históricos quieren seguir dando testimonio de su fe en la sociedad, pero sin adoptar “posturas identitarias” en los debates sociales, como señalaba el presidente de la nueva Iglesia, el pastor Laurent Schlumberger. “Durante cinco siglos, hemos defendido un protestantismo de minoría frente a la poderosa Iglesia católica: los protestantes se situaban en términos de identidad, basados en la interconexión entre ellos mismos. Hoy, nuestros contemporáneos demandan personas que se atrevan a decir lo que piensan. Es una revolución para nosotros compartir nuestras convicciones más allá de nuestros propios círculos”, indicó.
La unión de las dos Iglesias se inscribe en el marco general del diálogo ecuménico de las confesiones cristianas, especialmente desde la concordia de Leuenberg, firmada por las Iglesias reformadas y luteranas hace más de cuarenta años. A partir de ahora, habrá un único consejo general, un cuerpo de pastores, con una común vía de entrada y una sola regla de vida.
Se mantendrá, en cambio, la diversidad de posturas, que les ha llevado a abstenerse hasta ahora de pronunciarse sobre el “matrimonio para todos”, a diferencia de los obispos católicos. Pero comparten puntos de vista sobre el final de la vida, que podría llevar a adoptar reservas respecto de posibles nuevas leyes francesas.
Iglesia Protestante Unida de Francia
AcontecerCristiano.net / Protestante Digital