Con Mapplethorpe llegó el escándalo a la fotografía
Todos los movimientos artísticos fueron, en su día, revolucionarios, todos trataron de dinamitar la realidad para crear algo absolutamente nuevo sobre sus escombros. La mayoría aspira a un cambio transgresor universal, a provocar una transformación profunda en su género. Y a perpetuarse.
El arte lleva en sí mismo la ruptura con las normas establecidas y, para evolucionar, casi siempre ha de manifestarse en contra de los cánones. Algunas de estas transgresiones sobrepasan las normas de la moralidad aceptada por la mayoría y se instalan en el llamado shock art, un arte entre la provocación y el escándalo. El desnudo femenino fue en su momento revolucionario en las artes plásticas y más tarde también en la fotografía. El desnudo integral masculino aún hoy es difícilmente aceptado por algunos sectores sociales. La religión, el respeto a las tradiciones, la moralidad, son aspectos sobre los que una gran parte de la sociedad no está dispuesta a aceptar transgresión alguna.
También algunos fotógrafos han hecho de su obra un continuo manifiesto contra la moral y los cánones establecidos a costa de plantear un reto en contra de lo aceptado por la mayoría. En fotografía estas expresiones se manifiestan con frecuencia en el género de la publicidad y de la moda. Pero algunos tratan de manifestar su creatividad artística a través de procesos de transgresión en otros campos. Uno de estos transgresores fue Robert Mapplethorpe, de cuya muerte se cumplen 25 años el 9 de marzo. Mapplethorpe llevó su fotografía hasta los límites de la permisividad de una sociedad a cuyas estrictas leyes morales se enfrentó toda su vida.
Flores, sexo y escultura
Durante los primeros años setenta Robert Mapplethorpe (1946-1989) ya estaba considerado como un artista de culto en los ambientes underground de Nueva York, donde vivía acompañado de personajes como la culturista Lisa Lyon, una de sus modelos, o la cantante Patti Smith, una mujer fundamental en su vida, a quien conoció en 1967 cuando inició su carrera de fotógrafo (Patti Smith escribió un libro de memorias de estos años: “Éramos unos niños”. Ed. Lumen). Sus temas preferidos fueron las flores y el cuerpo humano, sobre todo de hombres de color (una de sus series más conocidas es “Black Men”), a los que imprimía una forma escultural. Para ello se basaba en los cánones del arte clásico, sobre todo de la escultura, para hacer fotografías en blanco y negro de gran fuerza visual, a las que a veces añadía collages con recortes de revistas porno: así construyó su famosa trilogía “penes, flores y rock and roll”.
Mapplethorpe actualizó el género del desnudo masculino, mostrando estereotipos de hipersexualidad a los que dotaba de connotaciones homosexuales autobiográficas. Algunos de los modelos eran amigos suyos: Jack Walls, Michael Red, Ken Moody, Michael Roth… Su tema central es el cuerpo humano, fundamentalmente el masculino, un tema que se extiende a sus representaciones de fragmentos de esculturas tratadas como objetos de deseo, apelando a la mirada cómplice del espectador. Las características de su obra se concentran en el libro “Black book”, publicado en 1986. Aunque aquí están sus fotografías más características, Mapplethorpe practicó también otros géneros, como el retrato (la Princesa Margarita, el arzobispo de Canterbury, Andy Wharhol).
Con frecuencia las exposiciones de sus fotografías estuvieron (y están) rodeadas de escándalos y de denuncias de los sectores más conservadores. Pese a estas circunstancias, poco antes de su muerte a causa del sida el arte oficial le rindió reconocimiento al organizar una gran retrospectiva de su obra en el museo Whitney de Nueva York. Y el mismo año de su fallecimiento, la Corcoran Gallery of Art de Washington quiso rendirle otro homenaje con una serie de fotografías “sexualmente sugestivas” que, como era previsible, provocaron el escándalo. Algunos congresistas norteamericanos llegaron a exigir el cierre de la muestra. La exposición “El momento perfecto” incluía el apartado ‘Carpeta X’, con 13 imágenes de hombres en actitudes sadomasoquistas. Una exposición en el Centro de Arte Contemporáneo de Cincinatti en 1990, “Robert Mapplethorpe: Te Perfect Moment”, le costó el procesamiento al director de la institución, Dennis Barrie, denunciado por la American Family Association (el proceso sobre el juicio por este escándalo fue convertido en serie de televisión por Frank Pierson con el título “Dirty pictures”). El jurado absolvió a Barrie dictaminando que las fotografías de Mapplethorpe eran antes que nada arte.
Mapplethorpe realizó una gran parte de su trabajo con una sencilla polaroid e investigó en los campos del fotograbado, la platinotipia y el cibachrome, con el fin de conseguir para sus fotografías efectos estéticos inéditos.