Paz y amor, el movimiento hippie surgido hace 50 años en San Francisco fue una revolución que inspiró a artistas, a modistas, a músicos que tenían una jerga propia que comenzó gracias a la beatlemanía. Hoy cumple 50 años. Una época de rebeldía y rechazo a las instituciones y sobre todo, la unión de disidentes dispuestos a explorar el sexo, la realización personal, el trabajo, etc. Un movimiento multitudinario que reunió a miles de personas que propagaban la paz, la esperanza, la armonía. Las influencias musicales fueron evidentes gracias a Los Beatles, The Doors, Jimmy Hendrix, Pink Floyd y Janis Joplin. Todo el mundo que vivió aquellos días recordará a Scott MacKenzie en cuya canción San Francisco, repetía en el estribillo, «Si vas a San Francisco, asegúrate de llevar flores en la cabeza, vas a encontrarte con grandes personas allí…»
(If you´re going to San Francisco, be sure to wear some flowers in your head, if you´re going to San Francisco, you´re going to meet some gentle people there…)
La generación del amor contó con personas audaces y tremendamente preparadas. Concentrados en el barrio de Haight-Ashbury en San Francisco, dentro de casas victorianas transformadas por sus tendencias, fue un experimento social marcado por la promiscuidad, por las drogas y por ser el lugar en donde los adolescentes de entonces, volaron sobre el nido del cuco…Un festival que tuvo lugar en ese tórrido verano al que acudieron 40.000 personas que cantaban juntos; desde jóvenes hasta turistas de clase media que se adentraban en la ciudad del amor. Un movimiento que fue escaparate de numerosas reivindicaciones políticas de la década; sexo lbre, derechos civiles, utilización de la píldora, marcha de Luther King, pacifismo, siempre, paz pero sobre todo amor.
El lema de paz y amor invadía sus cabezas en un nirvana del que no estaban dispuestos a renunciar. Fantasías, colocones y amor, mucho amor. 50 años de amor que hoy perduran como movimiento hegemónico que ha acuñado su propia forma de vivir. Ser hippie, no se sabe si es bueno o es malo; hoy es tener conciencia ecológica, flexibilidad sexual, ser vegetariano o amar libremente vestido como quieras, porque sigue siendo tendencia. Todas las personas que acudieron a la ciudad no solamente convirtieron el evento en todo un movimiento sino que protestaban contra la guerra de Vietnam y otras acciones bélicas que estaba sucediendo en aquel momento.
Un verano, el del 67, que comenzara un 7 de agosto que se convirtió en un movimiento sociocultural de una generación que fue algo más que flores en el pelo, barbas, LSD y símbolos de paz. Uno de los veranos más señalados que siempre se quedará como el verano del amor; un paso definitivo del viejo orden mundial a la nueva forma de vivir; una que hoy reconocemos como válida. A partir de ese movimiento se adentró en Europa y América Latina una nueva forma de vivir, total nada.