España se ha convertido desde el año pasado en referencia mundial en cuanto al estudio de la influencia de las bebidas energéticas en el rendimiento de los deportistas profesionales. Dicha reputación ha sido adquirida gracias a un estudio de la Universidad Camilo José Cela, que llegó a ser mencionado en publicaciones de prestigio en el mundo deportivo y en el de la nutrición como en la Journal of Nutrition norteamericana.
Según el organismo educativo madrileño, el rendimiento deportivo de los participantes en el estudio (entre los que se encontraban atletas, nadadores, tenistas y jugadores de deportes de equipo) se vio aumentado entre un 3 % y un 7 % de media con la ingesta de bebidas energéticas. Los jugadores de voleibol saltaron más y anotaron más puntos, los tenistas ganaron en precisión y los jugadores de rugby ganaron en fuerza y velocidad. El estudio, además, empezaba por indicar que el consumo de este tipo de productos por parte de deportistas profesionales es todo un habitual a día de hoy, y llegaba a indicar que hasta un 50 % las ingieren antes y durante eventos deportivos o entrenamientos.
Rugby, mundial 2015Como ejemplo de dicha proliferación de las bebidas energéticas, quedan imágenes como las del pasado Mundial de Rugby celebrado en Inglaterra, en las que las bebidas energéticas eran todo un habitual en los banquillos de los veinte equipos participantes. Un evento que fue retransmitido para millones de personas a nivel mundial, solo por detrás de los Juegos Olímpicos y del Mundial de fútbol, y que vino a reafirmar la presencia de las bebidas energéticas en el mundo del deporte. Estas bebidas, se vino a decir en Inglaterra el pasado mes de octubre, han llegado aquí para quedarse.
Pero a su vez, el mismo estudio de la universidad privada madrileña vino a resaltar los efectos secundarios que el consumo de estos productos puede tener entre los deportistas. De hecho, un gran número de los que tomaron parte en la investigación sufrieron de insomnio y de episodios de estrés o nerviosismo tras haber tomado estas bebidas antes de una competición o entrenamiento. Dichas alteraciones del sistema nervioso vendrían dadas por las altas dosis de cafeína y de hidratos de carbono presentes en las bebidas energéticas. Estos dos elementos son los protagonistas indiscutibles de todas las combinaciones energéticas y en ellos se basan los aportes que estas bebidas realizan al esfuerzo físico. Aunque existan otros productos como el ginseng, la taurina, o el guaraná, ninguno de ellos iguala las cantidades de hidratos de carbono o cafeína presentes en una bebida energética al uso.
En conclusión, el estudio de la Universidad Camilo José Cela ha demostrado, primero, que la denostada investigación española no se encuentra tan mal como alguno creían y, segundo, que sí, que las bebidas energéticas pueden suponer un aporte positivo para el rendimiento deportivo pero que, a su vez, conllevan un alto riesgo que se debe tener muy en cuenta. No son, éstas, un elemento para el día a día y mucho menos lo son para cualquiera, ya que nadie que sufra de un sistema nervioso frágil o que no se encuentre en una edad adecuada para consumir tales cantidades de cafeína, debería siquiera llegar a probarlas.