Itahí

Itahí.

Somos interpretación cosmogónica yanomami del entorno. Cuando comienza el invierno, el río gime en clímax erótico, jadea, excita al cielo con sensuales movimientos. Se vuelve cóncavo receptáculo del amor. Entonces, el espíritu de la selva, eyacula. El agua arrecia, las gotas se engrosan y, cuenta la leyenda indígena, llueven peces.

Somos verdor. En esta tierra no hay otra posibilidad de ser. Verde esperanza es decir verde Amazonas. Yacimiento cultural envuelto en hojas de ocumo, plátano y yuca. Enraizada creencia en la bondad de la naturaleza que siempre provee caza y pesca. Nada se quema, nada se desperdicia.

Grupo-indígena-del-Amazonas-venezolano-600x450 Itahí
Grupo indígena del Amazonas venezolano

Somos desnudez. Pies descalzos mojados de río y llanto. Torso libre expuesto a la vida. Minusvalía que hace de lo colectivo su fortaleza frente a la vorágine del inmenso contexto. Corazón ambidiestro, puntería certera en pocas palabras. El dolor por la partida de algún miembro de la tribu se llora y expresa con mejillas ennegrecidas. Sin embargo, el reaho, luto, es pasajero: las cenizas del difunto se mazclan con el carato de yuca u otro tubérculo, se hacen alimento y su espíritu se hace vida en quienes le rodearon.

Somos abundancia. En el Hedu kä misi, lugar donde moran los ancestros, hay cultivos, aldeas, árboles y animales, su  parte inferior es el cielo que vemos y es reproducción exacta de la tierra donde habitamos. Los hombres yanomamis vienen de la sangre manada por una herida de flecha causada a la luna y fecundan a sus mujeres que son wabu, fruta  enamorada.

San-Carlos-de-Río-Negro-Amazonas-Venezuela-600x389 Itahí
San Carlos de Río Negro, Amazonas, Venezuela

Somos río crecido. Veinte voces para nombrarte y un nombre propio secreto, impronunciable ni después de muerto. Raudal y remanso. Embarcación que nos aproxima el misterio o resuelve las dudas. Posibilidad de retorno o tentación de shabono, hogar común. Sabiduría chamánica que expulsa la enfermedad causada por el mal deseado por otra persona, por un espíritu nefasto o por el dolor causado al animal que es el doble de la persona.

Somos de aquí, conjunción cosmogónica de la naturaleza. Tal vez perdimos el rumbo entre murallas citadinas que no permiten el retrato ni el abrazo de cuerpo entero. Somos seres sin horario ni prisa. Somos agosto, inicio del ciclo de la vida. Somos Itahí.

Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.