La contaminación por plástico no se debe solo a las bolsas

Zero Waste Europa (ZWE) y Surfrider Europa (SFE), plataformas de las que forman parte organizaciones como Surfrider España, Rezero y Amigos de la Tierra, denuncian la pantomima de la supuesta eliminación de las bolsas de plástico en la Comunidad Europea. Aseguran que los estados miembro se están retrasando en la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso y, aún más, en la reducción de la contaminación por plástico.

plasticos-supermercados-platanos-600x450 La contaminación por plástico no se debe solo a las bolsas

Después de haber vencido la fecha límite para la incorporación de la normativa a las legislaciones de cada país, consideran insuficientes las medidas adoptadas por los estados que, en vez de establecer prohibiciones a las bolsas de plástico de un solo uso, han optado en su mayoría por acuerdos voluntarios con los distribuidores o por incorporar un cargo a las bolsas de plástico; medidas que, en muchos casos, no tendrán efecto hasta el próximo año.

Aunque la incorporación de tasas o costes sobre las bolsas pueda tener un impacto sobre la actitud de las personas consumidoras, solo las restricciones a la distribución de bolsas tendrán resultados adecuados para su reducción. De hecho, el cargo que se ha impuesto en muchos países es demasiado bajo o solo se limita a unos pocos distribuidores, por lo que no supone un cambio real. La falta de control sobre la aplicación también impide el cumplimiento de las medidas establecidas.

Es el caso de España (R.D. 293/2018), el Gobierno ha tardado más de un año en aplicar la directiva, y no prohibirá las bolsas de plástico hasta 2021. Hasta entonces, desde este 1 de julio de 2018 solo está aplicando una tasa disuasoria por bolsa. Además, la normativa permite el uso de las biodegradables después de 2021. Estas bolsas “biodegradables” representan una falsa solución, ya que, como se establece en la norma europea vigente EN 13432:2000, resultan ser “compostables y biodegradables” en particulares condiciones industriales y muy difícilmente en condiciones naturales.

Los estados miembro tienen que ir más allá de las bolsas, es indispensable aplicar medidas urgentes para restringir y reducir la producción y el uso de envases de plástico de un solo uso (envases, botellas, cápsulas de café, pajitas, toallitas…), en el RD 263/2018, para alinearnos con la Estrategia Europea de Plástico, necesaria para reducir los residuos plásticos en ríos y mares, y en la que se plasman las preocupaciones de la ciudadanía europea.

Las trasposiciones efectuadas han sido una oportunidad perdida, ya que la aplicación de medidas ambiciosas, como la prohibición, han demostrado ser eficaces en la reducción de las bolsas de plástico, contando a su vez con un gran apoyo por parte de la ciudadanía en los países en los que se han implantado.

En cuanto a la excepción de tasas o prohibiciones a las bolsas muy ligeras o biodegradables, estas organizaciones opinan que son un error para avanzar hacia el residuo cero. Estas medidas suponen una contradicción en la lucha contra la contaminación por plástico y la cultura de usar y tirar, sobre todo cuando existen alternativas reutilizables como bolsas de tela, cestas o carritos, opciones que deberían priorizarse.

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Greenpeace, tortuga afectada por una bolsa de plástico

El plástico nos envenena

La Directiva 2015/270 exige a los Estados miembro de la Unión Europea (UE) reducir drásticamente su consumo anual de bolsas de plástico: a 90 bolsas por persona y año antes del 31 de diciembre de 2019, y 40 bolsas hasta el 31 de diciembre de 2025.

En promedio, un europeo usa 175 bolsas de plástico de un solo uso por año. Desde que se utilizaron por primera vez en la década de 1970, se han convertido en un producto de nuestra vida cotidiana. Su crecimiento exponencial generó numerosos efectos adversos sobre el medio ambiente, que representa en particular una fuente importante de contaminación del medio ambiente marino. Las bolsas de plástico también tienen efectos negativos socioeconómicos y, potencialmente, para la salud humana, una vez en la cadena alimentaria. Hay que tener en cuenta que tardan en degradarse entre uno y cuatro siglos.

Pero no son solo las bolsas. Se calcula que unos cinco mil millones de elementos de plástico flotan en el océano y están en el origen de los «continentes de plástico» en todo el mundo, incluyendo el Gran Parche de Basura del Pacífico, que tiene 3,43 millones de kilómetros cuadrados de ancho.

La contaminación marina es responsable de la ingestión de residuos por especies marinas, la dispersión de especies invasoras y contaminantes químicos que también son extremadamente dañinos para la salud humana.

Según Greenpeace, el 79 % de los plásticos desechados hasta hoy ha acabado en vertederos o el medio ambiente y se han encontrado plásticos a 10 000 metros de profundidad. En España, cada día se abandonan 30 millones de latas y botellas de este material.

Las empresas de la UE se encuentran entre los mayores productores de plástico del mundo. Por ello, las organizaciones que velan por la salud ambiental recuerdan que la Directiva debe ser aplicada y completada con medidas legales clave que aborden cada fuente y causa de contaminación plástica. Curiosamente, los ciudadanos apoyan todo tipo de medidas que minimicen las mareas de plástico que asolan el planeta. En una encuesta realizada en 2011, más del 70 % de las personas que contestaron las apoyaban. Ahora, la pelota está en el tejado de los gobiernos.

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Contaminación por plástico, ese asesino de vida

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en general, de la mano de una publicación para profesionales, un buen día nuevos derroteros la llevaron al mundo de la política, pero sin dejar la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la solidaridad, a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después dejó España y se instaló en México. Allí comenzó a publicar en el periódico México Inteligente, donde tuvo su propia columna. Posteriormente, colaboró con el Periódico de Puebla y con revistas literarias, donde editó poesía. Un buen día contactó con Periodistas en Español, medio que le permitió relatar a los españoles lo que sucedía en el país azteca, así como describir las maravillas de su naturaleza. Tras siete años de estancia en México, a mediados de 2018 regresó a España. Actualmente sigue los avatares mexicanos y continúa contándolo en Periodistas en Español.

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