Un estudio realizado por investigadores canadienses a 4.500 niños entre 8 y 11 años, publicado en The Lancet Child and Adolescent Health, asegura que el abuso de la tecnología; móviles, pantallas, juegos, televisión, afecta al desarrollo cognitivo del menor en comparación con otros que no los utilizan apenas.
La alteración de la rutina, el sueño, la creatividad, el declive del juego, la falta de imaginación, las habilidades de lenguaje, la función ejecutiva, la memoria episódica, la atención, la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo entre otras cosas se han visto alteradas cuando existe el llamado sedentarismo tecnológico. Niños que viven por y para la tecnología y que apenas mantienen relaciones sociales, juegan o duermen las horas necesarias.
Hay que señalar que el sueño también se ve alterado con su uso. Este, es un factor determinante a la hora de desarrollar el cerebro y por tanto su plasticidad y se asocia necesariamente a la cognición y al rendimiento académico. Estar conectados permanentemente, dormirse con la activación que produce la tecnología, no hace sino alterar el proceso normal en el cual debe estar el niño en su infancia. Esto actualmente, se prolonga a la adolescencia y no es poco frecuente encontrar niños con migraña, falta de concentración, falsos TDA, entre otras patologías, asociadas exclusivamente al teléfono o tableta que no paran de consultar.
Cerca del 50 % de los jóvenes de hoy en día pierde muchas horas de sueño y de realizar otras actividades por estar al día en las redes, lo que supone que pasan cerca de 5 horas «colgados» materialmente de su yo en Internet. Si a esto le sumamos que muchos padres ignoran qué tipo de actividad realizan con la tecnología no es bueno ni correcto que su maduración intelectual la realicen gracias a la información que les proporciona una persona a la que admiran. Los efectos de los contenidos que asimilan, la masificación de una información poco seleccionada y la identificación narcisista de su yo, les hará tener posteriormente problemas relacionados con su autoestima y su rol en la vida.
La limitación solamente viene por parte de los padres y no siempre entienden que aunque en algunos contexto puede ser bueno que la tecnología les aporte información supervisada, en otros, el ocio tecnológico, la niñera en forma de tableta, o las consolas como modo de juego único, les hace no solo retrasar su desarrollo cognitivo sino alterar sus actividades diarias a costa de las pantallas.
Es importante señalar de nuevo lo mucho esta forma de vida que afecta al control de los impulsos, a la baja tolerancia a la frustración; lo quiero todo, ya, ahora, y a la falta de regulación de lo que me satisface. Estos niños llegan a ser tiranos, tienen pocos valores a la hora de compartir, regalar, dar algo que les pertenece y son adultos débiles que no han escuchado un no por respuesta.
La importancia de este abuso aún se ignora en otros colectivos que también están alterados por la tecnología, como son los adolescentes de 12 a 16 años o los jóvenes de 17 a 25 cuya vida gira en torno a su móvil. El cerebro no acaba de madurar hasta los 25 años; lo que aún no sabemos es qué le pasará a esta generación cuando tenga ciertas carencias que algunos ya notan, frente a sus iguales que no han abusado de Internet.
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[…] que consumir más información visual a través de los patrones que les han educado, amén de los daños cognitivos que aparentemente no […]
Hola! Muy interesante la información que compartes. Podrías compartir el enlace del articulo o la fuente para incluirlo en mi manuscrito.
Gracias!
Gracias por leer Periodistas en Español. El artículo está basado en varios estudios que hacen referencia a la adicción de los adolescentes a las nuevas tecnologías y el impacto que tienen en su desarrollo cognitivo. No he consultado solamente una fuente sino varias referencias de estudios universitarios de los cuales cito el primero únicamente dado que son muy numerosos. https://www.ucjc.edu/wp-content/uploads/Estudio-UCJC-y-MADRID-SALUD-2018.pdf
Espero que te haya ayudado
Atentamente,