Félix Finkbeiner es un niño fundador de la ONG «Plant for the Planet» que impulsa desde España un proyecto que actualmente respalda la ONU.
Este niño alemán de 17 años que reside ahora en Londres ya que estudia Relaciones Internacionales, ha logrado estar amparado por 36.000 niños de todo el mundo que se han propuesto plantar un billón de árboles antes de 2020. En los últimos ocho años han logrado plantar 14.000 millones de árboles gracias a empresas y otros gobiernos comprometidos.
Todo surgió un día cuando hizo un trabajo a los nueve años para la escuela en donde estudiaba acerca del cambio climático. La inspiración le vino de la mano de la activista keniana, premio Nobel de la paz, Wangari Maathai que se empeñó en plantar 30 millones de árboles en áfrica.
Su ONG está ya en cinco continentes gracias a que en la ONU dio un discurso que llegó a todos; «dejad de hablar y empezad a plantar», dijo ante los asistentes a una jornada acerca del cambio climático.
Félix dijo: «¿cómo es posible que una red de jóvenes adultos, de los puntos más dispares del planeta, tenemos realmente la capacidad para cambiar el mundo? Muchos de los niños con los que empecé, como Yugratna en India, son muy activos y están recogiendo ahora la cosecha de estos ocho años. En mayo celebramos nuestra primera Cumbre de la Juventud y entregamos un manifiesto de nuestra generación a los gobiernos. Nuestras dos metas son plantar un billón de árboles e impulsar una revolución energética global”.
Empezamos en Girona con los primeros 60 niños, tenemos ya una sede de nuestra fundación en Barcelona y hemos celebrado 18 Academias en España de las que han salido más de mil «embajadores’ climáticos”.
«Estoy convencido de que los niños y jóvenes de Mallorca responderán con el mismo entusiasmo y se implicarán en las plantaciones de árboles, en las presentaciones y en campañas de concienciación”.
Plant for the Planet estará en la Cumbre del Clima de París y los embajadores infantiles hablarán de la justicia climática. Su idea es que no exista un aumento de las temperaturas y que esos dos grados que auguran no avancen para que exista un mundo de emisiones cero para el año 2050.