“La pasión de Kierkegaard”. Carta al padre

Luis de Luis[1]

 

Rafael Gordon se ha dejado fascinar por Soren Kierkegaard, se ha entregado al dandy contrahecho e irónico, al buscador de la pureza, al rebelde a las instituciones, a la oveja negra, al enamorado imposible, al buscador de conocimiento.

Rafael Gordon se ha sumergido en la obra de Soren Kierkegaard, en su tiempo y en su cabeza, en su corazón y en sus deseos, en sus heterónimos y en su identidad, en todas y cada una de sus palabras.

Rafael Gordon se ha empapado de la (i)lógica, la mística y el pathos del gran libertador que devolvió al hombre a la individualidad rescatándole de cadenas, repúblicas y cielos, quien fulminó las certezas, dogmas y principios impuestos desde cerca, desde lejos, desde arriba y desde fuera.

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Rafael Gordon es lúcido; sabe, por otra parte, que ha dejado al hombre solo, sin asidero, con la carga de buscar (si es que hay) porqués; con el fardo de encontrar una (al menos) razón de ser.

Y Rafael Gordon ha vertido a Kierkegaard en palabras, se ha desembolsado a sí mismo a lo largo en de un enorme texto que es muchas cosas –cuaderno de bitácora, carta de navegación, leccionario y misal– pero, sobre todo, es una larga carta al padre, o, lo que es lo mismo, una carta a uno mismo, una carta a un espejo, una carta al dónde, una carta al porqué.

Y, para desgranar esta carta –plegaria, ruego y lamento a la vez– Rafael Gordon –al igual que Kierkegaard con sus seudónimos– da un paso atrás, desaparece y da el relevo a Víctor Rivas, quien aparece en escena, alfeñique y tembloroso, frágil y tartamudo, invencible y poderoso decantando palabras y silencios que queman al rojo vivo.

Rivas recorrerá el escenario armado, apenas, con un farol; y será Kierkegaard, será Gordon y, sobre todo, será Víctor y será Rivas.

Será actor, clown, hijo, padre, anónimo; será vidrio, será azogue.

Rivas recorrerá el escenario en círculos y órbitas, a zancadas y a tanteos, mientas musita y aúlla, mientras despega y se estrella, mientras ilumina y desvanece sin soltar, ni por un instante al público que ha prendido desde el primer instante.

Father ,

You left me

But I never left you.

John Lennon

  1. Luis de Luis es crítico teatral.

 

 

Ficha artística:

Actor: Víctor Rivas

Texto y dirección: Rafael Gordon

 

 

editor
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