Luis de Luis[1]
Esta delicadísima y sensible dramaturgia de Sara Pinet y Alejandro Ricaño narra el largo y tortuoso camino de la orfandad y lo hace dando la cara, evitando tópicos, negándose a lugares comunes , prohibiéndose ser una retahíla de buenismos.
Así, esta función narra una bonita y sincera fábula llena de soledad , dolor y, a pesar de todo, sonrisas sobre el camino lleno de baches que andan y desandan una joven y su perro.
Una joven que emprende un recorrido por un camino de baldosas a la espera de que alguna vez, quizás, se vuelvan amarillas acompañada por un perro, desconcertante y desconcertado, que le sirve de bastón y respaldo.
Isabel Moreno borda el papel de Natalia, una adolescente cargada de rabia, desamparo y dolor e incomprensión tras la muerte consecutiva de sus padres. No es más que una niña que se queda sin cobijo ni refugio como le ocurre a su perro Toto, un excepcional Esteban G. Ballesteros, bienhumorado y zaherido, cojitranco, simpar y alegre que sabe ser padre sabio y compañero melancólico.
Domingo Cruz ha trazado un camino lleno de vericuetos esta pareja que prende al espectador; un camino con buhardillas y perreras, postes de la luz y apagones a traición, atropellos injustos y rechazos amargos.
La rabia de las pérdidas irreparables, la tristeza de las despedidas fluye por toda esta función que acribillada de dolor acaba por desembocar en una aceptación tan forzosa como serena, tan inevitable como necesaria cuando se aprende que tras cortar todo vínculo lo único que resta es lo que queda, lo que queda de nosotros.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
Dramaturgia: Sara Pinet y Alejandro Ricaño
Dirección: Domingo Cruz
Reparto: Esteban G. Ballesteros e Isabel Moreno