El pulso de las fuerzas del cambio en Sudán ha doblegado a la Junta Militar que gobierna el país tras el golpe de Estado que echó a Omar Al Bashir del palacio presidencial de Jartum el pasado abril.
La tentación de las fuerzas armadas de reprimir las manifestaciones ciudadanas por la violencia han alimentado todavía más la resistencia civil hasta la desobediencia masiva.
La tensión entre la calle, masivamente favorable al Estado Civil defendido por las fuerzas del cambio, y la Junta Militar que se resiste a dejar el poder por intereses de la institución armada y presiones regionales e internacionales, amenazaba con una escalada grave de violencia e incluso con la guerra civil por las tensiones en el seno del ejército sudanés, lo que ha llevado a ambas partes a aceptar la doble mediación etíope y africana.
Tras semanas de negociaciones indirectas y principios de acuerdos, el viernes 5 de julio de 2019 y después de dos intensos días de negociaciones directas, el enviado especial de la Unión Africana para Sudán, Mohamed Hassan Labbat, anunció el acuerdo entre la Junta Militar transicional y las Fuerzas de la Libertad y el Cambio para la formación del Consejo Soberano y un gobierno de Competencias para los próximos tres años.
En rueda de prensa en la madrugada del sábado 6, el enviado especial de la UA ha informado también que las dos partes acordaron posponer las conversaciones sobre la conformación de la Asamblea Legislativa hasta después de la formación del Consejo Soberano, punto espinoso por la exigencia de las Fuerzas del Cambio de hacerse con el 67 % de los escaños y dejar el 33 % para el resto de fuerzas políticas; además de pactar una comisión para investigar los actos de violencia de los últimos meses.
El vicepresidente y portavoz de la Junta Militar Transicional, Mohamed Hamdan Deglo, más conocido como Hamidti, agradeció la mediación de Etiopía, la Unión Africana, Arabia Saudí y Emiratos, y quiso tranquilizar a todas las fuerzas políticas y las milicias armadas que no han participado en las negociaciones, asegurando que el acuerdo les tiene en cuenta a todas.
Por su parte, el líder de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, y presidente del partido el Congreso Sudanés, Omar Al-Dakir, aseguró que “el acuerdo abre la puerta para la formación de las instituciones del gobierno transicional”, y subrayó las prioridades del ejecutivo transicional, que serían la paz y llevar a juicio a los asesinos de los manifestantes.
La Unión de los Profesionales Sudaneses, la mayor facción de la revolución del pueblo sudanés, insistió en que la destitución de Al Bashir y de su régimen era el primer paso, que tenía que ser seguido por la entrega del poder a una autoridad civil, y que no van a parar hasta conseguir todas los objetivos de la revolución, para ello hay que mantener la unidad y estar vigilantes, dijo su representante.
De acuerdo al plan de transición elaborado por los intermediarios etíope, Mohamed Derir, y de la UA, M. H. Labbat, el Consejo Soberano, la máxima autoridad del país en esta etapa transicional, estará presidido por un militar durante dieciocho meses, para ser presidido después por un civil hasta la finalización de la etapa de transición.
Aljazeera ha informado citando fuentes exclusivas de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, de que los nombres que formarán partes del Consejo Soberano y del Ejecutivo, serán de corte tecnócrata, intelectuales, economistas expertos y especialistas en relaciones internacionales con gran aceptación entre los partidos políticos, sociedad civil y medios sudaneses.
