Romance sentimental, no exento de tópicos, «Quien me quiera que me siga» se desarrolla en torno a un triángulo amoroso de sexagenarios que viven en un pueblo del sur de Francia.

Interpretados por tres buenos actores –Daniel Auteil («Jean de Florette», «Una razón brillante»), Catherine Frot («Marguerite»,« Dos mujeres ») y Bernard Le Coq («Acordarse de cosas bellas», « Caché»)-, dirigidos por el francés José Alcalá, los personajes de «Quien me quiera que me siga» están empeñados en demostrar que la madurez también puede generar momentos de felicidad. Y de vez en cuando se agradece encontrar una visión optimista del presente.
La historia, escrita por el director en colaboración con Agnès Caffin y Antoine Lacomblez, gira en torno a Gilbert y Simone, un matrimonio que vive una conflictiva jubilación en un tranquilo pueblo. El enfado permanente del marido, la falta de dinero y la partida de Étienne (vecino y amante), empujan a Simone a abandonar su hogar. Es entonces cuando Gilbert se da cuenta de que está dispuesto a todo con tal de recuperar a su mujer, su verdadero amor.
En el género de «comedia popular», que tanto éxito cosecha siempre en Francia, como en Italia o España, este tercer largometraje de Alcalá se sale un poco de los estereotipos habituales: la mujer, el marido y el amante son trabajadores (proletarios, dicen los franceses precisando) jubilados.
Más que problemas morales lo que tienen son problemas de amor y dinero (y de la eterna soledad que nos persigue también cuando estamos rodeados de gente). Más que distinguirse del rebaño, lo que pretenden es escapar a lo que los demás les quieren imponer.



