Ha sido una semana de aprendizajes. Como toda etapa formativa supone una transformación. Lo importante es que el balance es positivo. Hemos dicho adiós y hola, y hemos comprobado que la voluntad mueve montañas. Me encanta sentirme vivo y saber que las oportunidades no son cuestión de estadísticas.
Las incorporaciones han sido óptimas. Hemos sumado. La cadena se extiende, y todo parece ir casi a la perfección. Hemos sacado partido a cada segundo. Nos saludamos con fortuna. El barco de la aventura nos ha hecho participar activamente.
Hemos explorado. Las mudanzas nos han otorgado ese factor sorpresa que nos mantiene pacientes y dinámicos, bases del éxito. Hemos descansado también. Por suerte, la visión ha sido halagüeña, lo cual ha permitido que no advirtamos los problemas como tales.
Tenemos amigos, tenemos personas que nos distraen y enseñan. Nos alejamos de los truenos, incluso por la advertencia de quienes los producen, que solos quedan. Hay magia, efectivamente, para tomar la senda que más nos relaja. Producimos futuro.
Por delante, según divisamos, albergamos el libro de la emoción y de la dicha. Vamos a intentar leerlo sin prisa, saboreando cada página. Es el día, sí, y también somos nosotros.