Estamos, aunque no lo advirtamos, en un eterno comienzo. Los ciclos existenciales nos llevan a vivir rutinas y repeticiones constantes o asimétricas. De vez en cuando, abordamos inicios más claros por cambios o transformaciones en lo personal y en lo profesional.
Es casi un tópico pedir una nueva vida para mejorar con el año entrante, así como una flamante postura con el fin de abandonar lo que nos hizo daño o detuvo. También anhelamos olvidar fracasos y penas en busca de alegrías propias y compartidas.
Mi deseo en este nuevo año es que demos pasos que reluzcan, que nos otorguen contento. No será fácil, pero lo lógico es que lo importante cueste un tanto.
Mi petición es de Tranquilidad, Paz, Amor, Salud, y mucho Trabajo del bueno para 2020. Reclamo, asimismo, fortaleza interior para todos. Así, tendremos una perspectiva que nos dará opciones y márgenes.
Es necesario que creamos en nosotros mismos. Con esa actitud iremos muy lejos. Ahora toca empezar sin miedo. Por cierto, no olvidemos ayudar a quienes podamos (ni a más, ni a menos). El planteamiento es, ha de ser, que éste es un buen año.